lunes, 9 de diciembre de 2019

LA ESPECTACULAR BIBLIOTECA DEL MONASTERIO DE SANKT GALLEN.

Abadía de Sankt Gallen

Para todos los que la lectura de un libro supone un placer inmenso, sumergirse en una biblioteca de las características de la que hoy ocupa este espacio es como adentrarse en el mismísimo Jardín de las Delicias.
Porque no existe lugar más agradable y acogedor que el que nos ofrece una biblioteca, poder mirar, buscar, acceder a tanta riqueza cultural, sólo es superable si la biblioteca en cuestión es una de las más hermosas y antiguas del mundo.



Es así como hoy nos deleitamos ante las imágenes y la lectura de este pequeño artículo dedicado a la Biblioteca del Monasterio de Sankt Gallen, en Suiza, cerca del lago Constanza.


El nombre del monasterio benedictino lo es en recuerdo del que fuera fundador de la ermita, el monje irlandés, San Galo, en el año 613, y que sirvió de base para la posterior construcción del monasterio en cuestión en el año 719.
La que fuera Abadía o Monasterio de San Galo fue durante muchos siglos una de las principales de la Orden Benedictina en Europa.



Durante el reinado de Pipino el Breve se fundó la escuela de San Galo, destacando su labor de difusión de las artes, las letras y las ciencias; asimismo, bajo el gobierno del abad Waldo de Reichnau (740-814) se copiaron gran cantidad de manuscritos lo que contribuyó a la formación de una más que importante y documentada biblioteca que alcanza la suma de cerca de ciento sesenta mil volúmenes que pueden ser leídos por los visitantes a la biblioteca, sin que salgan de la misma.


No sólo son sus manuscritos, en número de 2.100, auténtica joya del recinto, y volúmenes, cerca de 170.000, los que nos llaman la atención, sino la belleza de su sala barroca.
Son bellísimas sus estanterías de madera pulida que están decoradas a base de querubines, columnas, capiteles y obras de estuco. Asimismo, destacan los pasillos superiores por sus salientes abombados y los deliciosos frescos del techo, que vienen a retratar los primeros consejos de la iglesia.



Su sala de lectura es habitualmente utilizada por eruditos de todo el mundo que estudian la vida monástica en la abadía desde su construcción hasta principios del siglo XIX.
En la misma podemos descubrir numerosos incunables que datan del siglo XV, obras de teología, así como diferentes clásicos latinos y diferentes ediciones de la biblia escritas en alemán.


Entre las obras más singulares cabe destacar los planos del propio monasterio, dibujados en tinta roja no sobre papel, sino sirviéndose de pergamino, es decir, piel animal estirada y alisada). Este diseño data del año 829, si bien nunca se ejecutó por su costoso trabajo, a la vez que complicado, por el hecho de que semejaba un pueblo, con sus correspondientes calles y edificios integrantes del conjunto.




A los llamados códices purpúreos, las placas de marfil esculpidas y encuadernadas, así como el diccionario alemán más antiguo del que se tiene conocimiento, se unen partituras musicales escritas con neumas (notas primitivas). 
Una curiosidad que los visitantes suelen acercarse a conocer es un cuerpo momificado de un egipcio de nombre  Shepenese, de 2.700 años de antigüedad.



Las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura proclamó la biblioteca Patrimonio Mundial en 1983, calificándola como "ejemplo perfecto de un gran monasterio carolingio".



Todo un referente cultural, amén de religioso que merece una detenida visita... para vuestro próximo viaje....un pequeño apunte.





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