Nos adentramos hoy en disfrutar con la obra artística de la pintora ÁNGELES SANTOS TORROELLA, cuyo trabajo se inicia entre el surrealismo y el expresionismo, si bien con el tiempo derivó hacia el postimpresionismo, abundando en la temática de paisajes, así como de interiores, y todo ello en base a la singular personalidad de esta mujer que destacó siendo una adolescente con un talento innato.
Ángeles Santos imprime en sus trabajos una especial dedicación hacia el rol de la mujer en la sociedad que le tocó vivir, explorando siempre nuevas y diferentes corrientes estéticas.
Ángeles Santos nació en Portbou (Gerona), el 7 de noviembre de 1911, primera de los hijos del matrimonio de Julián Santos Éstevez, inspector de aduanas y de Aurelia Torroella; como consecuencia de la profesión de su padre, la familia cambió con frecuencia de residencia y es en el año 1924 cuando el padre es destinado como administrador de la Aduana de Ayamonte, la niña Ángeles Santos es internada en el colegio de las Esclavas del Sagrado Corazón de Sevilla, empezando a interesarse por el dibujo y la pintura. Es más, recibió durante esta etapa de su formación varios premios en la asignatura de Dibujo, amén de la recomendación a sus padres de que potenciaran la innata cualidad de su hija.
Aprovechando sus vacaciones de verano en la residencia familiar de Portbou, Ángeles Santos se dedica a la pintura realizando retratos de su familia; es más con solo 18 años pintó un cuadro al que denominó "UN MUNDO" que la convirtió en una artista reconocida, y a día de hoy, esta obra está expuesta en el Museo Nacional de Arte Reina Sofia, de Madrid.
Este trabajo fue presentado en 1929,en el IX Salón de Otoño de Madrid, siendo especialmente apreciado por grandes pintores e intelectuales como Jorge Guillén, Ramón Gómez de la Serna, Juan Ramón Jiménez, Federico García Lorca o Guillermo Díaz-Plaja; todos ellos coincidieron en calificar a su obra entre el surrealismo y el expresionismo.
Este éxito trajo como consecuencia que tan solo un año más tarde Ángeles Santos tuviera una sala especial para ella sola, en el mismo Salón.
Más esa especial atención que despertó la joven Ángeles Santos le pasó factura y en 1930 su familia se decide a ingresarla en un sanatorio mental en Madrid, lo que la privó de pintar durante algún tiempo, y el hecho cierto es que tardó años en volver a hacerlo.
No obstante, sus exposiciones no dejaron de celebrarse, como la que en 1931 realizó en París; un hecho decisivo la llevó de nuevo a coger los pinceles y fue cuando en conoció a un joven artista, amigo de García Lorca, llamado Emili Grau Sala, pintor como Ángeles, pero sus obras estaban llenas de luz y ganas de vivir, en tanto que las de Ángeles mostraban un mundo oscuro. El hecho cierto es que se enamoraron y se casaron en 1936.
La felicidad duró poco tiempo para el joven matrimonio, pues con el estallido de la Guerra Civil, Grau Sala decidió exiliarse en París, y Ángeles volvió junto a su familia, embarazada, y sola vio nacer a su primer y único hijo, -el futuro pintor Julián Grau Santos- y se estableció en Canfranc, donde fue contratada para dar clases de dibujo en un colegio.
Durante este periodo Ángeles Santos expuso en diferentes salas como la Sala Libros de Zaragoza, la Exposición Nacional de Bellas Artes, que se llevó a cabo en Barcelona, en 1942; tres años después, en 1945 se establece en Madrid, exponiendo en la Galería Estilo y en el Colegio Mayor de Santa Teresa de Jesús, en la Universidad de Madrid. En 1955 es invitada a exponer en la III Bienal Hispanoamericana celebrada en Barcelona.
Años pasaron sin que el matrimonio Grau-Santos volviera a reunirse, concretamente, 25 años, más durante los años de su exilio Emili Grau volvió a encontrar el amor. Curiosamente, en 1962, y ya fallecida la pareja de éste último, Emili y Ángeles volvieron a convivir y se establecieron inicialmente en París, para trasladarse posteriormente a Cadaqués, Sitges y Barcelona.
Entrando de lleno en lo que es la obra de Ángeles Santas, podemos observar claramente tres etapas; la primera de ellas, coincide con su estancia en Valladolid y se decanta por la tendencia surrealista, como podemos apreciar en su cuadro Un mundo.
La segunda de dichas etapas se desarrolla en tanto vive en Madrid, una vez consolidado su éxito con Un mundo, Ángeles Santos cambia su trayectoria y se aproxima al movimiento místico y realista del arte expresionista, destacando su obra Los niños mendigos.
La tercera época de su pintura lo es a partir de 1969, inclinándose por la pintura de paisajes, así como escenas de París, Barcelona, Cadaqués o Sitges. Esta última etapa coincide con su reconciliación con su marido, realizando diferentes exposiciones en salas como la Sala Nonell, la Galería Dau at Sel (Barcelona) y la Galería Multitud (Madrid).
El Museo del Empordà le dedicó una exposición antológica en los años ochenta, y en 1989, participó en una colectiva, en el centro Arts Santa Mònica, amén del homenaje que le ofreció la ciudad de Valladolid, en el conocido como Patio Herreriano.
La vida de Ángeles Santos Torroella fue no solo una vida plena, tanto de vivencias personales como profesionales, amen de longeva, pues falleció con casi 102 años, demostrando haber sido una artista visionaria.
Wikipedia.
https://historia-arte.com
https://el pais.com/cultura.
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