La figura de la pintora española ISABEL VILLAR ORTIZ DE URBINA, nacida en Salamanca, el 8 de marzo de 1934 se ha convertido en todo un referente en el arte por su especial tratamiento de la figura de la mujer, haciéndola protagonista de prácticamente toda su obra, desde sus días cotidianos a aquéllos en los que la fantasía domina el escenario.
Isabel Villar nació en el seno de una familia burguesa acomodada, siendo la tercera de cinco hijos; su padre, Miguel Villar Rodriguez era ingeniero de montes, y como consecuencia de su traslado a Ávila, la familia pasó a vivir en dicha ciudad, amén de los inviernos que transcurrieron en Salamanca.
Desde muy pequeña destacó por su capacidad para el dibujo de ahí que empezara a asistir a clases de pintura en la Escuela de Bellas Artes de San Eloy, lo que compaginaba con el colegio.
Su especial dedicación le valió sendos Premios de Pintura y Dibujo y ampliar su formación en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid. Fue precisamente su estancia en Madrid la que marcó profundamente su futuro como pintora, pues empezó a relacionarse con otras mujeres pintoras de su generación, entre ellas, Isabel Quintanilla y Amalia Avia.
No obstante, Isabel Villar nunca se cerró a su "convivencia" artística con colectivos de hombres pintores, siendo así que en algunos de ellos llegó a ser la única mujer, grupos como "La Cepa", "Koiné" y "Tormes" que le permitieron abarcar los más amplios escenarios.
Fue en 1957 cuando Isabel Villar lleva a cabo su primera exposición colectiva en la Casa de Salamanca en Madrid, junto con otros pintores como Tere Gaite, Manolo Marcos o Luis González Sierra.
Un año más tarde se estrena con una exposición individual en la sala Miranda de Salamanca, una experiencia que sería sólo el comienzo de Isabel Villar como pintora en escenarios individuales; en 1959 consiguió con su trabajo "Maternidad", el Premio Sésamo de Pintura, en una etapa de su evolución en la que transita entre el retrato y el paisaje, si bien el tratamiento de la mujer en su obra irá poco a poco tomando protagonismo.
En paralelo su vida personal conoce del matrimonio con el pintor Eduardo Sanz, con el que viviría en Santander y del que nacería su único hijo, Sergio..
Durante un periodo de su vida, quizá coincidente con el nacimiento y crianza de su hijo, Isabel Villar abandona un poco su carrera, más vuelve a finales de los sesenta con una nueva exposición individual en la Galería Sen de Madrid en 1971, con enorme éxito.
Es a partir de este momento cuando la obra de Isabel Villar se configura más con un carácter totalmente personal, decantándose por la figuración, en la que destaca la más que clara iconografía y la representación de los paisajes de una forma totalmente íntima; es así como Isabel Villar nos ofrece su maravilloso mundo interior, en el que todo, desde los personajes hasta los símbolos nos llevan a otra realidad.
Aunque en algún momento pueda dar la impresión de que existe cierta ingenuidad en su trabajo lo cierto es que detrás de esta imagen descubrimos un gran fondo irónico, para lo cual Isabel Villar hace acopio no ya sólo de su formación, sino de los grandes conocimientos de la historia del arte que encontramos a modo de pequeños detalles en su obra.
Su temática nos introduce en temas tan candentes como la raza, el género así como lo que de patriarcal y retrógrado permanece anclado en una sociedad a la que le hace una dura crítica.
El tratamiento que Isabel Villar hace de la figura femenina en su trabajo nos lleva ser conscientes de la existencia de una mujer en busca de su libertad, consciente de su cuerpo y de su alma.
En definitiva, su obra es una grandiosa fábula en la que la mujer nos va ofreciendo en escenarios del todo inverosímiles la posibilidad de nuevas realidades compatibles con una riqueza cromática y lírica que son puro lirismo.
La obra artística de Isabel Villar podemos disfrutarla en colecciones individuales, más también en museos y galerías, como el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, el Museo del Vaticano en Roma, la Colección Carmen Thyssen-Bornemisza, la Fundación Camilo José Cela, la Fundación La Caixa y otras muchas.
Isabel Villar ha sido desde sus inicios una artista contracorriente en todos los sentidos, libre de normas, libre de pensamiento, libre de expresión.
Fuentes:
Wikipedia.
https://womanarthouse.com
https://teatenerife.es
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