MIEDOS
Ponte en mi lugar
como sólo yo sé hacerlo
al cobijo de un mal
sueño,
con el corazón
agarrotado
en un miedo visceral
que le hizo su
instrumento.
En un tiempo, mi
recuerdo
atrapado por un pasado
con el que aún tiemblo.
Niño que teme esa oscuridad,
privado de risas y
juegos,
asustado espectador
entre susurros y
silencios
de violencias y miedos.
A medio camino
en una vida de doctrinas
de obligado cumplimiento
la esperanza se perpetúa
cual abrazo
abocada a residir en los
círculos del infierno,
infancia malograda sin
juicio previo.
La costumbre instalada
cual remedio
en la niñez de la que se
hicieron dueños
los soldados de un
ejército.
No existe memoria que
defina
la desolación de un niño
muerto
con un corazón que aún palpita.
Las gentes alimentan
monstruos,
revestidos de esa falsa
hipocresía
en una sociedad que se
dice “estado de derecho”.
Así vamos dando, unos y
otros, palos de ciego
en una existencia de
antemano condenada
a ser carne de perro,
conscientes de morir,
en cada absurdo intento.
Rosa Freyre.
La cruda y cruel realidad. Se me ha quedado en la mente clavada la visualización de tu poesía.
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