EVIDENCIAS
Cuando
el sentimiento adolece de permanencia
ayuda
cambiarle de nombre,
es
así que nuestra emoción habla con otras palabras
ante
el miedo invisible a sabernos mudos.
Qué
somos solos, salvo nosotros mismos,
con
el recuento de errores y aciertos,
con
la ilusión por la felicidad extraviada
y
la rémora de la terquedad.
La
unidad se sabe en peligro
cuando
no suma para nadie,
no
alcanza a ser oída y teme por su voz,
en
la inseguridad de la duda persistente.
Hay
momentos en los que el “yo”
se
traiciona a sí mismo,
para
vislumbrar el agujero de la conciencia
y
de esta forma redimir sus pecados.
Nada
nos hizo perfectos
sólo
algunos necios así lo piensan.
Ni
siquiera el tiempo nos hizo crecer
y
en la evidencia de que estamos tan repetidos
la
triste pérdida de uno entre cualquiera
ya
estaba prevista.
Rosa
Freyre.
Fotograma: Los amantes del circulo polar
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