martes, 19 de septiembre de 2017

ADOLF WÖLFLI: ARTE Y ENFERMEDAD MENTAL.

Adolf Wölfli

Buen día.

En el Museo de Bellas Artes de Berna permanecen expuestos muchos de los trabajos del primer psicótico que recibió el calificativo de "artista", y que fue paciente del doctor Walter Morgenthaler, en 1921: ADOLF WÖLFLI.




Este artista nacido en Berna, el 29 de febrero de 1864, y fallecido en dicha ciudad, el 6 de noviembre de 1930, es uno de los más claros exponentes de lo que viene a llamarse ART BRUT, o también, Arte Marginal.



Ciertamente, la vida de este hombre Adolf Wölfli merece un más que extenso artículo, al igual que su obra, pues sirviéndose de sus dibujos consiguió crear un mundo alternativo, del todo elaborado y completamente extraño, pero que, pese a su enfermedad mental, era de una coherencia absoluta.




La infancia de Adolf Wölfli fue terrible, siendo el menor de los siete hijos de un albañil, alcohólico y una lavandera. Con apenas seis años fue abandonado junto con sus hermanos y su madre por el padre, por lo que pasaron a vivir gracias a la ayuda de unos agricultores, quienes a cambio de trabajo, les proporcionaron comida y un lugar para vivir, o mejor dicho, malvivir. Dos años después de la muerte de su padre Adolf Wölfli, con ocho años, perdió a su madre, y es entonces que fue pasando de hospicio en hospicio, sin conocer del cariño y sin forma de educación alguna. Es más sufrió de abusos físicos y sexuales.
Con estos antecedentes, Adolf Wölfli, después de trabajar como peón agrícola, se alistó en el ejército, pero acusado de abuso de menores, fue condenado a pena de cárcel. Una vez cumplida la condena, a raíz de una ofensa militar, fue ingresado en un hospital psiquiátrico, en Berna, su "residencia" para el resto de sus días.



Fue la suya una vida llena de dolor y sufrimiento, siendo diagnosticado de esquizofrenia paraoide, por lo que padecía de alucinaciones, tanto auditivas como visuales, trastornos de la memoria, afectivos, lingüísticos, manía persecutoria y un sin fin de síntomas, que le condenaron a la demencia más absoluta.
Es más su situación era tal que más de una vez tuvo que ser aislado por violento, tanto con los pacientes como con el personal del hospital.


Un día, un psiquiatra le ofreció un lápiz y con este simple gesto, cambió de forma radical la existencia de Adolf Wölfli, pues empezó a dibujar de forma totalmente espontánea, desarrollando un estilo del todo personal.
Y pese al trastorno que vivía su mente, sus primeros dibujos nos ofrecen composiciones en las que predomina la tendencia abstracta, más para nada mostraban imágenes caóticas, sino todo lo contrario, su obra es del todo punto ordenada, con dibujos simétricos y formas en las que predominaba el movimiento. Algo realmente curioso en un esquizofrénico para el que su caos mental le llevaba a expresarse mediante el orden a través de sus lápices.




Los dibujos más antiguos que se conservan datan de los años 1904 a 1906, y son un total de 50.
Fue tal el interés que Wölfli despertó en el médico Walter Morgenthaler, a la sazón psiquiatra de la Clínica Waldau, que publicó en 1921 Ein Geisteskranker ais Künstler, (Un paciente psiquiátrico como artista), gracias a cuyo trabajo Wölfli fue reconocido oficialmente como "artista". En el libro en cuestión se plantea el hecho, por entonces del todo inverosímil, que una persona con una enfermedad mental grave podía ser un artista y contribuir con su trabajo a la visión del arte tal y como se consideraba hasta entonces.
Y ese maravilloso trabajo lo realizó exclusivamente con lápices y papel que recibía en la clínica.



Sus imágenes son muy densas y completan totalmente la hoja sobre la que dibujaba, en la que cada espacio vacio estaba ocupado por dos pequeños agujeros, es más Wölfli llamaba a estos agujeros "sus pájaros".
Sus alucinaciones auditivas le llevaron también a una dimensión extraordinaria de su concepto del arte, pues llegó a componer melodías que interpretaba con una trompeta de papel.



Más no todo quedó aquí, sino que Adolf Wölfli se decidió por escribir su autobiografía, que ilustró personalmente, y que estaba formada por 45 volúmenes, con un total de 25.000 páginas y 1.600 ilustraciones.
Evidente, la mente trastornada de Wölfli le hacía narrar su vida, pero a la vez imaginar aspectos de la misma, es así como en los textos se observa que de ser un niño se convierte en el "Caballero Adolf", para a continuación ser "Emperador Adolf" y terminar siendo "San Adolfo II".




¿Cómo era posible que un hombre, sin educación alguna pudiera llegar a crear arte, a escribir, aunque divagara? Pues bien, según su historial médico, Adolf Wölfli gustaba de ver revistas ilustradas, su memoria era generosa y nunca olvidada algo que le hubiese llamado la atención, para sobre el tema hacer su correspondiente interpretación; también consultaba atlas, calendarios y folletos que se encontraban en la biblioteca del asilo, que también contaba con libros de viajes y literatura devocional, periódicos, revistas humorísticas y otras publicaciones. Todo ello le servía de fuente de inspiración y de estímulo para construir sus propios dibujos.
Más la obra de Wölfli no puede considerarse terapéutica, como podría pensarse, sino todo lo contrario, le llevó a internarse cada vez más en sí mismo, abandonando completamente la realidad.




Adolf Wölfli murió en 1930 y su trabajo tan diferente, tan especial ha servido de fuente de inspiración para otros muchos artistas, entre ellos Jean Dubuffet quien le incluyó en su "Colección de Art Brut".



Disfruten con la obra de este hombre, enfermo mental, pero cuya capacidad de expresión le llevó mucho más lejos que las paredes de una habitación en una clínica psiquiátrica.




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Fuentes: Wikipedia.
www.xilos.org

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