viernes, 30 de marzo de 2018

CINE DE ÓSCAR.- LA STRADA.



Buenos días, estimados amigos, aficionados creo que, en gran mayoría, al 7º Arte, y será con éste y con una de las películas más maravillosas y entrañables rodadas jamás con la que pasaremos un buen rato, aunque eso sí, con los ojos de la imaginación: LA STRADA, dirigida por Federico Fellini, en 1954, y con la que consiguió el Óscar a la mejor película extranjera, en 1956 y dos años antes, el León de plata en el Festival de Cine de Venecia.




Para llevar a cabo su proyecto, Fellini contó con la siempre deliciosa colaboración de su esposa, Giulietta Masina, toda vez que juntos formaron un de las parejas más legendarias de la historia del cine. Fue Fellini quién convirtió a Masina en una de las grandes estrellas del cine italiano, gracias a La Strada, film en el que interpretaba a la dulce  e ingenua Gelsomina y a Las noches de Cabiria (1957), en el papel de prostituta que le valió el premio a la mejor interpretación en el Festival de Cannes.




Amén de Masina, Federico Fellini contó con la colaboración de Anthony Quinn, en el papel de Zampano, el Forzudo, cuyo número circense, representado en la calle (de ahí el título de la película La strada), consistía en romper unas cadenas que rodeaban su pecho, así como con Richard Basehart, en el papel de un acróbata, apodado El Loco, por el que Gelsomina queda fascinada, cuando la pareja decide unirse a la compañía circense en la que éste actúa.
Si bien, en principio, la joven Gelsomina es vendida por su madre a Zampano, ello no le impide aprender el oficio, formando parte del espéctaculo, sintiéndose atraída por lo que es la vida bohemia ambulante.





En puridad, La Strada no tiene como base la lucha de clases, más sí que aportada una visión un tanto peculiar de la experiencia personal de dos seres humanos. Una joven pequeña, frágil, menuda como Gelsomina que se une a un tipo forzudo, descarado, que llega al punto de despreciarla, que ha hecho de su vida una rutina desesperada.
En el punto opuesto el acróbata El Loco viene a representar para Gelsomina el individuo que vive el equilibrio de las situaciones, de la vida, disfruta con su trabajo y esa diferencia de entender la realidad entre uno y otro es lo que llevará a que sólo sobrevivirá el más fuerte de los dos.


A raíz de la muerte de El Loco, Gelsomina queda desolada, más no abandona a Zampano, pese a que éste jamás le ha demostrado el menor cariño, rechazándola con total brusquedad.
De ello podemos deducir que La Strada no puede contemplarse como una parábola social poética, sino que es ante todo una triste, abrumadora historia de amor.



Se ha llegado a afirmar que con La Strada, Federico Fellini inició el cambio del neorrealismo de posguerra que había sentado las bases de todo lo que, en su momento, fue el cine italiano. Nada más cercano a la realidad que los personajes de Gelsomina y Zampano, cuya historia podría vivirse perfectamente en el presente, pues son seres humanos que se sienten impulsados por el deseo y la emoción básicos: el amor y los celos.
Circunstancia determinante en los personajes de Fellini y presente en todas sus películas es el hecho de aportarles cierto carácter teatral, en tanto les provee de una compleja vida interior.



La Strada en, sin lugar a dudas, una conmovedora película que marcó y mucho el talante del cine de posguerra italiano, una invitación a la ilusión cuando todo está roto, cuando la esperanza se siente tan lejos...



No podemos olvidar la excepcional música de la película, cuya partitura entera fue escrita por Nino Rota al final del rodaje, siendo el tema principal una melancólica melodía, que aparece orquestada al inicio, durante los títulos, y volverá a reaparecer a lo largo de la película, en diferentes ocasiones.
En La Strada nos encontramos con una narración del todo armoniosa, en la que poco a poco se va esbozando su esencia y en la que Fellini se sirve de anotaciones sutiles y delicadas para ofrecernos un argumento que aparenta ser una historia sin acción. Más todo ello se ve anulado por una fuerza poética del todo evidente.



Con el tiempo y en una entrevista, Federico Fellini se manifestó ligado a La Strada por el hecho de ser su película más representativa, autobiográfica, siendo además la que más trabajo le costó llevar a cabo.
Con la perspectiva de los años, la crítica de cine la califica como una de las mejores 1000 películas hechas jamás.

Trailer

No debemos olvidar que uno de los mayores encantos de Fellini fue su esposa, Giulietta Masina, una mujer menuda, que apenas llamaba la atención, más cuando aparecía por los estudios en los rodaba su marido, todo el mundo la aplaudía, era agasajada con flores y ella, tan sencilla, tan dulce, se sentaba al lado del gran maestro y le observaba con sus grandes ojos, esos ojos que hablaban de su grandeza como actriz y sobre todo, como persona.

Deliciosa Julietta



Fuentes: Wikipedia.
100 cláisico del cine del siglo XX. Taschen.
1000 películas que hay que ver antes de morir. Grijalbo.


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