sábado, 12 de febrero de 2022

JACQUES MONORY.- LA REALIDAD COTIDIANA VESTIDA DE AZUL.



Todo artista, cualquiera que sea la disciplina en la que manifieste su creatividad, nos muestra un universo en el que convergen determinados elementos que llaman poderosamente la atención del observador. No sólo se es admirador o espectador de una obra de arte, sino que se debe ser algo más: observador, examinar milímetro a milímetro toda la obra, y aún así cada vez que le vuelves a observar se te dibujan realidades distintas.




En el caso de JACQUES MONORY, pintor y cineasta francés, nacido el 25 de junio de 1924 y fallecido el 17 de octubre de 2018, su trabajo está ampliamente influenciado por la fotografía y por el cine, resurgiendo de todo ello una alegoría de lo que es la realidad cotidiana y la violencia convertida en uno de sus principales problemas. 

Sus obras nos sumergen en un mundo "azul", con una especial sensación de pesadez en su composición, reflejando los temas más candentes de la que es nuestra actual civilización.





Considerado como una de las figuras más relevantes del arte contemporáneo, su obra mantiene una conexión con la llamada Figuración Narrativa, junto con un grupo de artistas que fue reconocido por el público en la exposición que se llevó a cabo en 1964, en París, con el título de Mythologies quotidiennes.

En su condición de fotógrafo y cineasta, sus creaciones pictóricas están ligadas a estados emocionales, experiencias propias, dando vida a cuadros que son toda una plasmación autobiográfica. 




La singularidad de su trabajo, marcada como ya he indicado, por el color azul, -que conste que Jacques Monory tiene patentado el color Azul Monory-, nos aproxima a las técnicas empleadas por François Truffaut en su película "La noche americana", en la que se servía de un filtro de color azul para rodar las escenas nocturnas. En el caso de Monory cada una de sus obras son mensajes que recibimos desde el mundo más íntimo del pintor, el de sus sueños, ya que en diferentes ocasiones Jacques Monory hablaba del "azul" como el color con el que se confundían esos sueños.




Si bien en los "sueños" de Monory existe un componente que es la violencia, que es expuesta desde un punto de vista onírico, vivencias y obsesiones que no dejan de ser autobiográficas; precisamente, ese azul frío que impregna cada escena producen el efecto de frialdad -recordemos que el azul se reconoce como color frío- y a la vez de distanciamiento de una realidad existencial.







Abundan también en sus pinturas referencias a las armas, los coches americanos de los años 50 o a 70, así como a la figura femenina; todos estos elementos podemos encontrarlos en una de sus obras más características El fin de madame Gardenia, un óleo sobre lienzo, madera y plexiglás, y que podemos contemplar en el Musée des Beaux-Arts, Pau, datado en 1964, en el que experimenta con el collage de fotografías en color, yuxtaponiendo imágenes. En esta obra la imagen principal es una flor, una gardenia, cuyos pétalos nos recuerdan gotas de sangre o lágrimas, así como la imagen de una mujer a base de trozos; la presencia de una pistola sobre la mesa nos habla de un posible suicidio, en tanto los pequeños puntos negros semejan agujeros de bala. Es así que Jacques Monory nos ofrece una mitología de lo cotidiano, escenarios, personajes que podrían ser realidad o no.



La excelencia de su trabajo queda demostrada por el hecho de que sus obras forman parte de las más variadas colecciones permanentes del Centro Pompidou, Francia, del Museo de Arte Moderno, Francia, del también Museo de Arte Moderno y Arte Contemporáneo de Ginebra, Suiza, Museo de Arte Moderno, Fukoka, Japón, Museo Nacional de Bellas Artes, La Habana, Cuba, y muchos otros que le han convertido en una figura imprescindible del arte contemporáneo.





Fuentes:
https://wikipedia.org
https://museusdesitges-cat


No hay comentarios:

Publicar un comentario