ESPERANZA
Conviene a los
desesperados
hacer pausado
ejercicio del verbo esperar.
La desidia que se
instala
en el nudo de nuestras
vidas
traslada a la
esperanza su esencia.
Conjugada como fe
puede salvarnos o
condenarnos.
Son muchos los que se condenan,
obviando la
mediocridad.
Los hay que se
autodenominan salvadores,
en tanto sentencian a
toda una humanidad.
La paciencia ha
perdido su condición de virtud,
deviniendo necesidad
perentoria.
Solos, ante el
temporal de los que nos arrecian
con su potente desdén,
debemos ser
conscientes
de que en la esperanza
se vive la calma.
Rosa Freyre del Hoyo.
Pintura de Caspar David Friedrich
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