jueves, 8 de septiembre de 2016

ALPHONSE BERTILLON: LAS BASES DE LA CRIMINOLOGÍA.



Buen día.

Para el artículo de hoy me he decantado por un tema del todo diferente al que estamos (incluida yo) acostumbrados, y para ello he recurrido a la personalidad de un gran hombre que fue el precursor de lo que supuso para la criminología la identificación por medio de sistemas antropométricos.




Su nombre ALPHONSE BERTILLON nacido en Paris, en el año 1853, cuyo padre, Louis Alphonse tenía una más que eficiente formación en Medicina, Antropología y Estadística. Evidentemente, nuestro protagonista de hoy, tenía mucho ganado con tal progenitor.
Alphonse Bertillon estudió antropología física y se interesó por la antropometría. Su trayectoria vital le llevó a trabajar para la policía de París y creó los sistemas de identificación para los delincuentes; además, amplió los conocimientos sobre los sistemas antropométricos a partir de las medidas del cuerpo humano, y para ello hizo innumerable fotografías de diferentes rasgos faciales, abundando en un dato curioso: las cicatrices.



Desde los inicios de la criminología, como rama de la ciencia relacionada con el mundo del crimen, la Antropología tenía una especial correlación, pues establecía las bases de la existencia de unos nexos comunes entre las medidas de determinadas características corporales y el hecho de ser un delincuente. Y es en este aspecto en el que la aportación de Alphonse Bertillon fue del todo fundamental, pues confeccionó todo un detallado sistema de mediciones corporales, con sus correspondientes imágenes corporales, que hacían posible identificar a un delincuente.
Asi surgió el término "bertillonge", que es el conjunto de prácticas y sistemas de Bertillon.



Y es en base a este sistema como se llegaron a crear registros de criminales, identificando aspectos de su psique (las antedichas "cicatrices"), junto con las diferentes fotografías de los prisioneros, todas ellas en un formato determinado.
Y para ello, Bertillon tomó como base rasgos faciales como narices, ojos, labios, frentes y orejas, y cada uno de los rasgos en cuestión se subdividía por sus dimensiones y otras particularidades.
A su vez, Bertillon anotaba con su propia letra toda una serie de rasgos como las medidas craneales, el color del cabello y el iris. Todo ello fue recogido en un libro publicado por el mismo Bertillon.




El sistema antropométrico de Bertillon registraba un estudio pormenorizado de los datos como la altura del individuo, el estiramiento -que hace referencia a la distancia desde el hombro izquierdo hasta el dedo medio del brazo derecho, con este último elevado formando un ángulo de 90º con el costado-, el busto que recogía la medida del individuo sentado. Evidentemente, todas y cada una de estas más que complicadas medidas se podían llevar a cabo gracias a diferentes máquinas cuyo diseño era del todo específico para tal fin.



Y curiosamente, existía también lo que se llamaba el retrato hablado -portraits parlés-, consistente en una lectura sobre las señales o marcas que tenía un criminal, como, por ejemplo, un tatuaje, manchas de nacimiento, e incluso defectos físicos.



Mas hasta que no llegó la identificación dactilar, la posibilidad de dar con un criminal en función de los datos recopilados sobre su persona eran un tanto difíciles, y gracias a esta identificación, la técnica de la dactiloscopia, de la que, por cierto Bertillon, no era especialmente partidario, los criminales quedaban mayormente libres.





Hoy en día, contamos con la identificación mediante el ADN, algo del todo eficaz para la criminología, tal y como conocemos a través de los medios de comunicación y de las más variadas series televisivas, a las que muchos de nosotros somos más que aficionados.

Fotograma: CSI Las Vegas

BUEN DÍA A TODOS

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Fuentes: 
Wikipedia.
Fotografía. Toda la Historia. Blume.


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