MAL
No hay respuestas de
manual
ni experiencias de
gurús
para aprender a
canalizar el odio.
El miedo visceral, la
angustia
que se transcriben con
letras de desconsuelo
a base de garabatos en
una libreta.
La memoria nunca
olvida,
perdona tal vez,
la misericordia del
generoso.
Son tantos los
demonios
que se instalan en
nuestras vidas,
inquilinos a modo de
parásitos
que definen nuestras
trayectorias.
A cada lado del camino
asoma un precipicio
que conoce del mismo
infierno.
El Mal nunca renuncia,
agazapado acecha.
La menor debilidad
le resulta oportuna.
Así es como aprendemos
a caminar
sobre brasas
ardientes,
haciendo costumbre del
dolor,
peregrinos de lo
intransitable.
Rosa Freyre del Hoyo.
BUEN DÍA A TODOS
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