martes, 19 de febrero de 2019

IÓSIF STALIN.- LOS MONSTRUOS EXISTEN.



Cuando empleamos la palabra "monstruo" no estamos sólo limitándonos a seres irreales o fantásticos, sino también ese término es aplicable a seres humanos, personas capaces de conducir y llevar a la Humanidad a cometer los más terribles actos.
Y si de "monstruos" hablamos cedemos el espacio de hoy a IÓSIF VISSARIÓNOVICH DZHUGASHVILI, conocido como STALIN.



Iósif Stalin fue uno de esos personajes, porque parece el protagonista de una historia de terror, odiado por muchos, pero también respetado por otros, uno de esos individuos que se convierten en figuras claves en el devenir de la historia de la humanidad. Y en gran medida, la Historia ha reconocido a Stalin como uno de los políticos más inteligentes del siglo XX, llegando a estar nominado al Premio Nobel de la Paz.



Nació en Gori, en el seno de una familia de clase baja en la región de Georgia, por entonces formaba parte de lo que era el Imperio Ruso.
Su infancia estuvo marcada por la enfermedad, debida probablemente a las malas condiciones de vida, amén de que nació con sindactilia, padeció las secuelas de la viruela y sufrió la violencia de su padre alcohólico, al igual que su madre, acusada continuamente de adulterio por su marido. Fue el único que sobrevivió a tres hermanos, el más pequeño.
Curiosamente, durante su niñez y adolescencia gustaba de escribir versos, y con la firma de Soselo, publicó en algunas revistas de su Georgia natal.




Su fidelidad para con las ideas marxistas crecieron en su adolescencia, en tanto estudiaba en un seminario, y era frecuente su participación en actividades como las de repartir octavillas, ganando popularidad en las organizaciones comunistas; asimismo, fue detenido en variadas ocasiones y vivió el exilio entre 1902 a 1917. Gracias al apoyo de Lenin fue escalando cargos en el partido, en el Comité Central y el periódico Pravda.



El apodo, que no apellido, "Stalin", significa en ruso "hecho de acero", apodo que se ganó a pulso a base de la dureza y convicción con la que llevaba a fin los encargos del partido. Fue el año de la Revolución de Octubre, 1917, cuando Iósif pasó a llamarse "STALIN".
Siempre mantuvo hacia quien le encumbró, Lenin, una admiración total, a pesar de que éste veía en su admirador a un hombre cruel y de una ambición desmedida.


Stalin, Lenin y Kalinin

Y en gran medida ese acercamiento entre Lenin y Stalin lo fue como forma de freno hacia Trotsky, al que éste último detestaba, si bien es cierto que su inicial unión para con la revolución se fue desgastando, en tanto se preveía la sucesión de Lenin.


Stalin y Trotsky

Con la muerte de Lenin, el 21 de enero de 1924, empezaría una dura confrontación entre Stalin y Trotsky, éste último era el preferido por Lenin para sucederle, pero dentro del partido Stalin ostentaba un gran poder, hasta el punto de expulsar a su inicial aliado del partido, en 1927.
Pero el exilio no fue suficiente y trece años más tarde, Stalin vio cumplido su deseo cuando Ramón Mercader, militante comunista español, y agente al servicio de seguridad soviético NKVD le clavó un piolet en la cabeza, Trotsky moriría el 21 de agosto de 1940.


Trotsky y Ramón Mercader

Fue así como Stalin tomó las riendas del partido y de la URSS, y empezó la llamada "Gran Purga" o "Gran Terror", consistente en hacer limpieza de todo aquel que disintiera del nuevo dirigente. Los prisioneros que Stalin encerró en los gulag alcanzaron la cifra de 1 millón de personas en 1939.


Prisioneros en gulag

En la mente de Stalin estaba la idea de hacer de la URSS una gran potencia, pues su economía subsistía en base a la agricultura, siendo escasa la industria. Es por ello que puso en marcha los planes quinquenales, promovió la industrialización y llevó a la estatalización de la agricultura. Sólo fueron necesarios quince años para que la Unión Soviética se convirtiera en una gran potencia a nivel mundial, teniendo uno de los ejércitos más poderosos del mundo.

El ejército rojo de Stalin


Más para mantener este status Stalin, pese a su ideología marxista, llegó a pactar con Hitler, pues ambos líderes querían expandirse, y es por ello que el 23 de agosto de 1939, los ministros de Asuntos Exteriores firmaron un acuerdo por el que se repartirían Polonia -en la mente de Stalin la idea de contar con una nueva salida al Báltico y ampliar su dominio comunista- pero Hitler le falló. 


Pacto nazi-soviético

El papel de Stalin y de la Unión Soviética durante la II Guerra Mundial fue fundamental para el devenir de ésta, pues en tanto Alemania tenía controlada la Europa del oeste, el frente ruso le supuso su gran derrota, que arrastró a la muerte a cerca de cuarenta millones de rusos, entre civiles y combatientes. Fue ciertamente la conocida derrota de Stalingrado la que supuso el comienzo del fin de la Alemania de Hitler.





Stalin, el hombre de acero que no evitó que su hijo mayor muriera bajo el fuego alemán, en 1943, después de ser capturado en la batalla de Smolensko y pasase meses en campos de concentración, y ello pese a que los alemanes desconocían que era hijo de Stalin. Una vez se cercioraron de ello quisieron intercambiarle por un mariscal alemán, a lo que Stalin se negó.


El hijo de Stalin en manos alemanas

Finalizada la II Guerra Mundial el panorama de los aliados nos lo mostró una curiosa foto en la que aparecen Churchill, Roosevelt y Stalin, quienes serían los que en las posteriores conferencias de Teherán, en 1943, y en Yalta y Postdam (1945) planearon la distribución de las áreas de influencia y, precisamente, Stalin fue el único de los tres que participó en todas ellas.


Conferencia de Teherán

Conferencia de Yalta

Más las consecuencias de este "reparto" de zonas de influencia llevó a lo que vino en llamarse "Guerra fría", pues Stalin, sabiéndose parte importante de la ganada II Guerra Mundial y de la derrota de Hitler, quiso imponer su dominio, sirviéndose de los conocidos como "países satélites", algo que los EE.UU. hicieron igualmente, mediante la aportación de dinero para la reconstrucción interna de gran parte de Europa.




Con el paso del tiempo la conducta de Stalin se volvió cada vez más opresora y llegó a protagonizar represiones violentas contra diferentes países, amén de que inició su acercamiento a la que sería décadas después una nueva gran potencia: China, por entonces conducida por Mao Zedong.



Toda una vida marcada por la tensión y la violencia llevaron a Stalin a un desgaste no sólo a nivel físico, sino también mental, de tal forma que su carácter paranoico se desató y temiendo que fuera depuesto, volvió a sus ya conocidas purgas.



Oficialmente se da por hecho que Stalin sufrió un accidente cardiovascular el 1 de marzo de 1953, y que murió de paro cardíaco, el 5 de ese mismo mes; no obstante, fueron muchas las voces que afirmaron el hecho de que su muerte tuvo firma: Lavrenti Beria.



Stalin y Beria, a su izquierda

La muerte de Stalin fue sentida en todo el país, o al menos, esa es la imagen que se quiso proyectar, pues la dirección del PCUS, bajo el mando de Nikita Jrushchov, sucesor de Stalin, se valió del XX Congreso del partido, en 1956, para limpiar la imagen de la URSS, y de paso echar tierra sobre un tirano, un dictador que llevó a la desesperación, al hambre y a la muerte a millones de personas.
Su régimen fue el más totalitario que haya existido jamás, anulando todo tipo de libertades, e instaurando entre la población un régimen policial: la historia de Stalin es la historia de una brutal ambición.


Purgas

Y, desgraciadamente no ha sido, ni será la única....




Fuentes: Wikipedia.
www.biografiayvidas.com
www.muyhistoria.es

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