Retomamos la que es una de nuestras grandes aficiones como es la de VIAJAR, y en esta ocasión tenemos cita en una zona natural, situada al sudoeste de Turquía, en el valle del río Menderes, provincia de Denizli, lugar turístico y en el que podemos disfrutar de unas temperaturas más que ideales durante todo el año.
Y nuestro objetivo en este viaje es conocer PAMUKKALE, que viene traducirse como "castillo de algodón", en turco.
Este singular e inmenso castillo blanco tiene una longitud total de 2700 metros y 160 metros de altura, y sobre él se construyó la antigua ciudad de Hierápolis.
Su curiosa formación se debió a los movimientos tectónicos que tuvieron lugar en la depresión de la falla de la cuenca del río Menderes, y que provocaron no sólo terremotos, sino la aparición de abundantes fuentes termales. Estas aguas, ricas en minerales, fundamentalmente, creta, dieron como resultado final este delicioso espectáculo.
Bien es cierto que el agua, amén de material radioactivo, contiene grandes cantidades de bicarbonatos y calcio que producen la precipitación de bicarbonato de calcio. Y es así como cada segundo brotan de estas fuentes 250 litros de agua, lo que conlleva la precipitación de 2,2 gramos de creta por cada libro de agua. Con el paso del tiempo, muchas de estas fuentes se secaron a consecuencia de los continuos terremotos, si bien otras surgieron en zonas cercanas.
Nos encontramos ante un fenómeno natural que produce una gruesas capas de piedra caliza y travertino, que bajan en forma de cascadas por la ladera de la montaña, y nos permite ser espectadores del espectáculo que nos anima a imaginar que se trata de cataratas heladas.
En ocasiones nos encontramos ante terrazas de travertino, con forma de media luna, en cuyo interior se vierte agua, poco profunda, y que adoptan formas escalonadas.
Es así como entre las rocas más antiguas podemos encontrar diferentes mármoles cristalinos, cuarcitas y esquistos, del periodo de Plioceno, en tanto lo que es la capa superior data de la era Cuaternaria.
Y es un hecho que estas fuentes fueron ya conocidas en la Antigüedad, tal y como nos las describió Vitrubio; es más los griegos les atribuyeron propiedades terapéuticas, gracias a sus aguas que se mantienen a una temperatura de 33-35º.
Hierápolis
A la vez que Hierápolis, Pamukkale está declarado Patrimonio de la Humanidad desde 1988.
No obstante, y antes de esta fecha, Pamukkale estaba un tanto olvidado y descuidado, pues a principios del siglo XX fueron varios los hoteles que se construyeron en la zona alta del lugar, destruyendo lo que belleza natural tiene el conjunto.
Es así que la Unesco se decidió por la demolición de los hoteles y que todo el espacio invadido fuera recobrando, poco a poco, su inicial estado.
Después de esta deliciosa exposición os animo a una nueva experiencia, la de descubrir todo lo que la Naturaleza viva tiene de sorprendente: PAMUKKALE.
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