Autorretrato
Todos los que nos sentimos fascinados ante la belleza que el Arte puede transmitir nos decantamos, en mayor o menor medida, por una disciplina artística y en mi caso, la pintura es una de mis pasiones.
Evidentemente, no todo tipo de pintura, pero sí aquella con la que, en cierta forma, nos emocionamos y gozamos con su visionado.
Es así como este artículo de hoy tiene una significativa característica y es la LUZ, ese intenso contraste que puede adoptar en función del artista que trabaja la obra.
PEDER SEVERIN KROYER es el pintor más representativo de la conocida como ESCUELA DE SKAGEN, una colonia de artistas escandinavos que se establecieron en la localidad de Skagen, en Dinamarca, entre los años 1880 y 1890.
La pintura de esta Escuela, tal y como recogen diferentes manuales de arte, está marcada por la abundancia de obras pintadas en exteriores en las que los efectos luz son realmente asombrosos. En gran medida, vinieron a continuar con el modelo realista y naturalista de la también conocida como Escuela de Barbizon, y se acercaron al arte impresionista.
Este grupo de artistas entre los que destacan, amén del ya indicado Peder Severin Kroyer, Oscar Björck, Michael Ander, Anna Ancher, Christian Krohg, Johan Krouthén y Laurits Tuxen, se ubicaron en un hotel de la familia de Anna Ancher. Dicho hotel, con posterioridad se convirtió en el Museo de Skagen, más en 1928 la colección de las diferentes pinturas se trasladó a otras instalaciones.
PEDER SEVERIN KROYER nació en Noruega, más al estar su madre incapacitada, su crianza recayó en la hermana de ésta y en su marido con quienes marchó a vivir a Dinamarca.
Con sólo 9 años tenía especial talento para el dibujo y la pintura, estudiando con tutores privados, si bien un año más tarde ingresó en el Instituto Técnico de Copenhague.
Sus estudios los completó en la Real Academia de Arte Danesa, y en 1873 ya fue galardonado con la medalla de oro, pudiendo disfrutar del beneficio de una beca.
Más el debut digamos que oficial de Peder lo sería en 1871, en el Castillo de Charlottenborg, para lo cual presentó un retrato de su amigo, el también pintor Frans Schwartz, y fue precisamente este entorno el que se convirtió en su particular centro de exposiciones a lo largo de toda su vida.
Heinrich Hirschsprung fue el primer mecenas de Peder Severin Kroger, quien le compró la primera de sus obras y muchas más que, a día de hoy, podemos verlas expuestas en el Museo Hirschsprung de Copenhague.
Como buen artista no podía falta en su vida el conocimiento de otras formas de expresión, de otros países, y es así que entre los años 1877 a 1881 viajó por Europa, en París, precisamente, fue alumno de León Bonnat y gustó de disfrutar del impresionismo de Monet, Sisley, Degas, Renoir y Manet.
Después de estos años dedicados a viajar, regresó a Dinamarca, concretamente a Skagen, donde se dedicó a pintar escenas de la vida cotidiana y local.
Su vida discurrió entre sus estancias en Skagen, y sus viajes por diferentes lugares del mundo.
Fue precisamente en un viaje a París, en 1888, cuando conoció a la también pintora Marie Martha Mathilde Triepcke, con la que mantuvo una relación un tanto complicada, si bien, al final acabaron casándose el 23 de julio de 1889, aunque su matrimonio terminó en 1905.
Peder y su esposa
Peder Severin Kroyer falleció prematuramente a consecuencia de complicaciones derivadas de la sífilis, con sólo 58 años, en 1909. Sus últimos años fueron realmente dolorosos, pues la enfermedad que le llevó de un hospital a otro, le produjo serios trastornos mentales, y además, le privó de la visión.
Sus obras tienen una especial composición del color y de la luz, pues son bastantes las que tienen escenarios como la playa y la vida al aire libre.
El Museo de Skagen cuenta con una más que significativa colección de las obras de este artista, cuya producción merece ser recordada.
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Fuentes: Wikipedia.
Cosiendo la vela de sorolla. Aparece como si fuera de este pintor.
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