Conocer los más variados aspectos del mundo del arte y de sus protagonistas es una aventura apasionante, no ya solo por el descubrimiento, a nivel personal, y hablo por mí, evidentemente, de determinados artistas, sino por la visión siempre diferente con la que retomamos cualquier obra ya conocida.
Hoy vamos a centrarnos en la vida y obra de un artista italiano DOMENICO GNOLI, nacido en Roma en 1933, y fallecido en Nueva York en 1970, a la temprana edad de 37 años, víctima de cáncer fulminante.
Su trabajo no solo se circunscribe a la pintura, sino también es reconocida su obra como dibujante y escenógrafo.
Domenico Gnoli nació en el seno de una familia de tradición artística, pues su padre era el reconocido historiador del arte Umberto Gnoli, y su madre, la ceramista Annie de Garrou; esta fuente de conocimiento creció gracias a las enseñanzas que recibió en la escuela de Carlo Alberto Petrucci, quien le alentó para que llevara a cabo su primera exposición de dibujos en la Galleria La Cassapanda de Roma.
Su formación la completó en 1952 asistiendo a clases de decoración teatral en la Accademia di Belle Arti de Roma, para continuar trabajando como actor en la Compagnia Pilotto-Carraro Miserocchi. A raíz de esta experiencia fueron numerosas sus aportaciones en puestas en escena de diferentes funciones teatrales, entre las que destaca Como gustéis de Shakespeare, que fue representada en el Old Vic Theatre de Londres.
Su primera exposición individual en Nueva York lo fue en 1956, en la Sagittarius Gallery; a raíz de esta nueva experiencia decidió instalarse en la ciudad de los rascacielos, disfrutando de su faceta como ilustrador en revistas como Vogue y Sport Illustrated.
Ya iniciada la década de los años 60, Domenico Gnoli apuesta por volver a su pintura, trabajando en la representación de objetos del todo cotidianos, indispensables para una sociedad que rinde culto al consumo, con una marcada tendencia dirigida hacia la estética pop; no obstante, cierto matiz europeo dota a su producción de aspectos surrealistas, e incluso que nos recuerdan a la pintura metafísica.
Establecido junto con su esposa, la también artista Yannick Vu, en la localidad de Deia, en Mallorca, después de viajar por todo el mundo, su fallecimiento a consecuencia de un cáncer fulminante acabó tempranamente con una vida artística que podía haber sido mucho más fructífera.
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