domingo, 9 de enero de 2022

ALICE NEEL.- EL RETRATO DE LA DIGNIDAD HUMANA.




Independientemente de que a lo largo de los años han existido siempre mujeres que han destacado dentro del mundo del arte en todas sus manifestaciones, hoy en día son muchos los museos, galerías que apuestan por mostrarnos el trabajo de grandes artistas en ocasiones no tan populares, lo cual no implica el reconocimiento del valor de su trabajo.




La lectura que hoy os propongo tiene como protagonista a ALICE NEEL, pintora, ilustradora, fotógrafa, grabadora y escultora estadounidense, siendo de especial interés sus retratos; y es el Museo Guggenheim (Bilbao), el que hasta el 6 de febrero de 2022 nos ofrece una extraordinaria muestra del trabajo de Alice Neel, con el título de Alice Neel. Las personas primero.




Esta retrospectiva de Alice Neel en la que podemos disfrutar de un centenar de pinturas y acuarelas, realizadas entre 1928 y 1980 -ésta la de su último autorretrato-, nos pone de manifiesto el total posicionamiento de Alice en el ser humano, recurriendo de forma casi total al retrato, siempre de amigos y conocidos, de personas que vivían cerca de su entorno, tanto en Cuba, durante la primera etapa de su trabajo, como en Nueva York, desarrollando un estilo del todo personal, una mezcla de realismo y expresionismo.





Para Alice Neel las personas, conocidas o no, sin distinción de clase, color o condición le han servido para mostrarnos ese aspecto "humano" de la vida, abierto a lo que es la diversidad; si en algo destaca fundamentalmente el trabajo de Alice Neel es en la "dignidad"  que imprime cada retrato que realiza. Es así como su obra está impregnada de una gran profundidad psicológica y emocional.




La joven Alice Neel estudió en la Escuela de Dibujo de Filadelfia para Mujeres, y poco después contrajo matrimonio en 1925 con el también pintor cubano Carlos Enríquez, proveniente de una familia acomodada. Fue en La Habana donde trabó contacto con la vanguardia cubana, regresando a los EE.UU. De su matrimonio con Enríquez tuvo una hija que falleció siendo un bebé, lo cual se tradujo en un trauma que reflejó en sus pinturas.

Tras el nacimiento de la que fuera su segunda hija, Elisabetta, en 1928, Alice recobró un tanto de esa felicidad perdida, más por poco tiempo, pues el padre de la pequeña se la llevó consigo a Cuba, con solo dos años, en tanto Alice quedó en los EE.UU. Todo ello produjo en Alice Neel una gran depresión que le causó  una profunda crisis de ansiedad y un intento de suicidio, lo que trajo como consecuencia el ingreso de la pintora en el Hospital General de Filadelfia, del que fue dada de alta en 1931 y se estableció en casa de sus padres durante un tiempo, para retornar a Nueva York.






Es así como la ciudad de Nueva York, sus ambientes, sus calles, sus gentes se convirtieron en protagonistas de todas y cada una de sus obras, en las que apostaba por dar visualización a la sexualidad, la subversión y el desnudo. Y fue también en Nueva York donde encontró trabajo en la Works Progress Administration.

El hecho de que cierta estabilidad se afianzara en su vida le devolvió el amor, en esta ocasión en la persona del intelectual comunista Sam Brody, con el que tuvo  un hijo en 1941; a raíz de la relación con Brody, Alice llegó a realizar numerosas ilustraciones para la publicación comunista Masses & Mainstream, continuando con la realización de sus retratos.





Durante la década de los años cincuenta y sesenta su presencia en exposiciones, galerías fue prácticamente nula, hasta que a finales de los años sesenta y como consecuencia de la aportación de Alice Neel al movimiento feminista, llegó a convertirse en todo un icono.

Su popularidad alcanzó cotas altísimas hasta el punto de que Time Magazine le encargó, en 1970, un retrato de la activista feminista Kate Millet que apareció en portada, más se dio en caso curioso de que Millet no consintió en posar para la pintora y ésta tuvo que trabajar en base a una fotografía.



Su reconocimiento fue en aumento y en 1976 la Academia de las Artes y Letras reconoció su talento, de la misma forma que tres años más tarde, el que fuera Presidente de los EE.UU. Jimmy Carter la presentó con el premio "National Women´s Caucus for Art".

Alice Neel nunca aceptó el papel asignado tradicionalmente a las mujeres, por el sencillo hecho de serlo, y gracias a su perseverancia, su trabajo, y su calidad como persona y como artista se convirtió en una genial pintora; todo ello contribuyó a convertir a Alice Neel en una de las grandes retratistas estadounidenses del siglo XX, dando una visión del todo diferente de la condición humana, observa a cada persona con una mirada nítida y clara, abundando en la empatía.




En 2007, el nieto de Alice Neel, Andrew Neel realizó un documental sobre su abuela, con el título Alice Neel y que se presento en el Slamdance Film Festival, en 2007.




Fuentes:
Wikipedia.
Descubrir el Arte.
Museo Guggenheim.


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