La TORRE DE LONDRES es, sin lugar a dudas, una de las edificaciones más carismáticas de esta emblemática ciudad, cuya visita resulta del todo obligada, no ya sólo por su interés histórico, sino por la curiosidad que siempre ha despertado ante el viajero, en base a todo tipo de acontecimientos que la definen tal y como es, una urbe cosmopolita y multicultural.
Casi mil años de historia, eso es lo que podemos encontrar tras conocer todos y cada uno de los hechos y circunstancias que han tenido lugar entre sus muros y estancias, es así como la Torre de Londres ha servido no sólo como palacio real, sino también como guardiana de sus tesoros y joyas reales, de zoológico real, prisión e incluso lugar de ejecuciones y torturas para todo aquel que desafiara el poder de los reyes. Hoy en día, es una atracción turística.
Si nos remontamos a su historia debemos situarnos en el año 1066, cuando el normando Guillermo el Bastardo invadió Inglaterra y decidió construir una fortaleza digna de su victoria, a fin de proteger sus dominios, siendo el lugar escogido un cruce del río Támesis; inicialmente construida en madera, fue reemplazada por una torre de piedra, que es la conocida como torre del homenaje, y situada en el centro de lo que es el recinto.
Esta torre de color blanco era visible no desde toda la capital, sino desde muchos kilómetros ya que estaba erigida sobre una colina artificial y con una altura de veintisiete metros.
Habría que esperar al siglo XIII para que a la Torre se le acoplaran dos murallas, las actuales, y se ampliara el foso que recibía agua del Támesis.
Esta impresionante fortaleza no solo tenía como finalidad la de servir de morada para los reyes, como inicialmente pudiera creerse, sino que también en la misma vivían -como reyes- los animales que eran propiedad del rey-; una vastísima variedad de animales, en total unos 280 de sesenta especies diferentes, siendo sus primeros moradores unos leones del Atlas, y que podemos admirar -hoy ya están extinguida la especie-, en los esculpidos en Trafalgar Square. Con el tiempo los caballeros que regresaban de las cruzadas o expediciones fueron aportando desde un elefante hasta un oso polar, que ofrecían como regalo al rey.
Este zoológico estuvo abierto incluso al público, para el que resultaba su entrada gratuita si traían comida "fresca" a los leones, hasta el siglo XIX en que fue definitivamente cerrado.
Otro de sus curiosos usos fue como cárcel y prisión política, ya que todo aquel que representara la menor amenaza para la corona pasaba a "disfrutar" de las estancias; mayormente morían ejecutados, muchos de ellos rebeldes o rivales dinásticos; circunstancias extrañas concurrieron en la muerte del joven Eduardo V y su hermano menor, que permanecieron encerrados en dicha torre y fueron asesinados, según todos los indicios por orden de su tío Ricardo II.
Uno de los episodios más crueles de la historia de esta edificación fue el encierro y ejecución de Tomas Moro, canciller de Enrique VIII y que el 6 de julio de 1535 fue decapitado por alta traición en una ceremonia pública, después de caer en desgracia ante el citado rey por oponerse al primer divorcio de éste de su primera esposa Catalina de Aragón.
Curiosamente, tras desposarse con Ana Bolena, Enrique VIII ordenó la edificación de cuatro torres blancas en honor a la coronación de ésta; más la historia juega malas pasadas, pues el destino de Tomás Moro lo vivió tres años después Ana Bolena, la primera reina ejecutada en el patio de la fortaleza; eso sí, la suya fue una ejecución "privilegiada", pues fue sin público, honor reservado sólo determinadas personas con rango.
Amén de las ejecuciones que las murallas de la Torre de Londres ha conocido, también ha sido emplazamiento de todo tipo de torturas, derivadas de enfrentamientos religiosos.
Este terrible lugar empezó a ser considerado como objeto de visita o ser considerado turístico a partir del siglo XIX, llegando a ser, a día de hoy, un muy particular parque temático, es más la propia reina Victoria propició la construcción de un puente junto a la Torre, insistiendo en que el diseño del mismo debía de estar acorde con la inicial construcción de todo el conjunto; este puente se empezó a construir en 1880.
Si bien durante tanto la Primera como la Segunda Guerra Mundial, la Torre fue cerrada al público, sí que volvió a abrirse para servir como prisión, como fue el caso de Rudolf Hess, siendo la última de las ejecución que se llevó a cabo dentro de la fortaleza la del espía alemán Josef Jakobs.
Por supuesto, no podemos terminar este pequeño recorrido por lo que es la historia de la Torre de Londres sin hacer mención a sus famosos "cuervos", un total de seis, que viven en cautividad, y su presencia está motivada por una leyenda que guarda una estrecha relación con la protección a la Corona, ya que se dice que "Si la Torre de Londres pierde sus cuervos o vuelan lejos, la Corona caerá y Reino Unido con ella".
No obstante, y por muy atractivas que nos resulten las leyendas, en puridad los cuervos salvajes han sido siempre muy comunes en las zonas de Gran Bretaña, incluyendo las ciudades; su exterminio dio lugar a que algunos de ellos quedaran en cautividad en la Torre de Londres, donde son "exquisitamente" cuidados, en aras a asegurar no ya el presente, sino el futuro de la Corona.
Wikipedia.
HISTORIA
National Geographic.
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