domingo, 20 de abril de 2014

SANTIAGO RUSIÑOL: El espíritu en el paisaje.


Buen día, mis muy estimados lectores, como cada día, que para mi es ya una costumbre, del todo agradecida, me presento ante vosotros, con la mente y el corazón instalados en la obra de un hombre bohemio, cuya trayectoria conoció diversas formas de expresión de su capacidad de creación: fue pintor, novelista y comediógrafo, y se convirtió en uno de los máximos exponentes del modernisto catalán. Su nombre SANTIAGO RUSIÑOL I PRATS, nacido el 25 de febrero de 1861, en Barcelona, y fallecido en Aranjuez, donde acostumbraba a pintar sus tan afamados jardines, el 13 de junio de 1931.

Jardines de Aranjuez

Su familia pertenecía al gremio textil, si bien a muy temprana edad quedó huérfano de padre. Ello le hizo empezar a trabajar en el negocio familiar de hilados, imposición de su abuelo, el cual siempre estuvo en contra de la vocación innata de Santiago por la pintura y el dibujo, hasta el punto de que dibujaba a escondidas, sacaba apuntes a su paso por su ciudad natal e incluso copiaba todo tipo de ilustraciones de los libros que caían en sus manos. 

En el jardín

Retrato de Aranjuez

Una vez hubo fallecido su abuelo, y principial opositor a que Santiago desarrollara la pasión de su vida, comenzó su formación asistiendo a las clases de Tomás Moragas y el Centro de Acuarelistas (fue uno de sus fundadores).En 1884 expuso, por vez primera, en la Sala Parés, de Barcelona, junto a sus amigos el pintor Ramon Casas y el escultor Enric Clarasó.
Hacia 1887 viajó a Paris donde vivió en Montmatre, junto con Ramón Casas e Ignacio Zuloaga. Aprendió de sus maestros: Puvis de Chavannes y Carrière, y desde París remitió al periódico "La Vanguardia", de Barcelona, un conjunto de artículos bajo el titulo de "Desde mi molino". Esta colección de artículos, a la vez que dos volúmenes de "Impresiones de Arte" fueron las únicas obras que Santiado Rusiñol escribió en castellano; cabe destacar su obra titulada "Fulls de la vida", en la que nos habla de sus experiencias en el París mas bohemio que tanto frecuentó.



Su obra en catalán abarca poemas en prosa como "Oracions" (1897), dramas como "L´alegria que passa" (1898), "La bona gent" (1906) y novelas de caracter costumbrista como "La niña Gorda" (1914) o "El catalá de la Mancha" (1917), entre otras.


















Santiago Rusiñol cultivó, en gran medida, la pintura al aire libre. De regreso en Sitges fundó el taller-museo del "Cau Ferrat"; gracias a la posición económica que heredó de su familia, pudo dedicar su vida a hacer lo que siempre quiso, viajar. En uno de esos viajes conoció en Mallorca a Joaquin Mir.

Jardín malloquín

También y gracias al conocimiento que trabó con Zuloaga, despertó en Santiago la pasión por el Greco, y fue con aquel con el que visitó Florencia, donde pasó cuatro meses de búsqueda y enriquecimiento de su visión del arte. 
Mas no fue ni París, ni Florencia, ciudades que despertaron en Santiago Rusiñol una de sus mas apasionadas relaciones con la pintura: la representación del paisaje, sino la mísmisima Granada, una ciudad en la que los jardines forman parte íntegral de ésta. En Paris tuvo ocasión de exponer, por tres veces, en el Salón de los Independientes, en la Nacional y en las Galerias Bring, una preciosa colección de jardines que fue muy bien acogida.

Altar en el Jardin

Ile a Saint Louis Paris

Como habréis podido observar su pintura está influida por los impresionistas, fundamentalmente, su temática paisajística, bien rural o urbana, retratos y composiciones simbólicas, si bien en los últimos años de su vida, pintó sobre todo jardines los de Aranjuez o La Granja.

El señor Bofildes-Sitges

La morfina

Santiago Rusiñol fue un hombre de carácter alegre, una persona que podía desarrollar e involucrarse en múltiples tareas, sin que ello le supusiera un trabajo excepcional. Fue un señor de su tiempo, socialmente arrebatador, y que para nada quería entrar en polémicas ni situaciones que pudieran perjudicarle.

Estudio de su comedor y cocina

Retrato de la época

Para el gran mundo del ARTE, Santiago Rusiñol no está considerado una figura extraordinaria, sin embargo, cabe situarlo en un espacio muy especial dentro de lo que entendemos por armonía del ser humano consigo mismo y con la naturaleza; se esforzó en conseguir una formación cultural amplísima y fue la propia vida y sus propias experiencias las que le sirvieron de maestra -mérito el suyo que supo aprovechar-.
Sin embargo, para el público en general sus obras, espléndidos paisajes, llenos de luz y color, son todo un ejemplo de lo que encerró, de por vida, este hombre: alegría e ilusión. 
No existe mayor mérito en una persona que sabiendo de sus posibilidades y aptitudes, sacar el máximo partido de todas ellas: ese es el caso de este hombre, humano y risueño, amigo de sus amigos y artista, porque quiso y puso todo su empeño en ello: SANTIAGO RUSIÑOL.


En Montmartre, hacia 1890.

La importancia de su obra y su figura quedó patente en el homenaje que las ciudades de Sitges y Aranjuez le hicieron desde el 13 de junio de 2006 al 13 de junio de 2007, coincidiendo con el 75 aniversario de su fallecimiento.

Y aqui os dejo con una imagen de SANTIAGO RUSIÑOL, y su amigo y tambien pintor, Ramón Casas,  en un "cara a cara"




"Los espejos se emplean para verse la cara,
el arte para verse el alma"
(George Bernard Shaw)

BUEN DIA Y DISFRUTAD CADA MOMENTO

2 comentarios:

  1. Es uno de mis pintores favoritos, no solo por su obra sino por cómo vivió una época que me parece muy sugestiva. Creo que en Barcelona los modernistas se reunían en un restaurante-taberna, de cuyo nombre no me acuerdo, que aún continúa abierto. Saludos.

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