martes, 8 de abril de 2014

ODILON REDON: Los callados diálogos.


Buen día, de nuevo nos ponemos en contacto para saber un poquito más de lo que el ser humano puede considerar como cultura global, aquélla que nos permite conocer personalidades, circunstancias, historias, culturas, hechos que han ido sentando las bases de lo que es la historia de los pueblos.
Es por eso que es fundamental, conocer no sólo los movimientos políticos, sociales, económicos y culturales que ha vivido nuestros antepasados, sino tambien las historias personales de algunos de ellos, que destacan sobre los demás, -no todos somos iguales, en determinados aspectos-, y es por ello que hoy me apetece presentaros a un pintor ODILON REDON, un hombre cuya obra explora de forma contundente el inconsciente, situa al ser humano en el límite del pensamiento y hace que se enfrente con sus miedos: el miedo a lo irracional, que lo padecemos todos, utilizando para ello un mundo onírico, pleno de mitos y leyendas.


Visión de Odilon del poeta Edgar Allan Poe

Odilon Redon nació en Burdeos en 1840, sienso su padre francés y su madre originaria de Nueva Orleans. Comenzó estudios de arquitectura, pero pronto los abandonó con la finalidad de trasladarse a París e ingresar en la Escuela de Bellas Artes.
Es en esta época que le toca vivir a Odilon Redon , la segunda mitad del siglo XIX, cuando el mundo artístico de Paris conoce numerosas tendencias artísticas, y muchas de ellas enfrentadas entre sí. La sociedad conoce lo que se denominará mas tarde industrializacion, proletarización, imperando en todos los aspectos de la vida un positivismo racional y científico. Evidentemente, todo ello alcanza a todas las expresiones del arte: la literatura, con los parnasianos en poesía y el academicismo en la pintura son las tendencias dominantes.

Silencio

Odilon Redon se inicia dentro del mundo del arte como gran lector de Edgar Allan Poe, Baudelaire, Flaubert y Shakespeare; gusta de conocer mitos y leyendas y además es un gran apasionado de la música de Wagner. 
Entre sus amigos Maurice Denis, Corot y Coubert; admira profundamente a Rembrant y recibe influencia de Goya, amén de los considerados "visionarios" -El Bosco, Brueghel, Blake, Füssli; pero su encuentro definitivo y que marcó su obra lo fue con Rodolphe Bresdin, cuyos grabados reproducían escenas fantasmales. Gracias a éste Odilon Redon conoció la técnica y sobre todo la manera de sentir "su pintura". 


Durante muchos años Redon se resiste a todas las posibilidades que le ofrece la utilización del color, y sus trabajos se limitan al carboncillo o bien a las litografias en blanco y negro. Sus obras reinventan escenas de pesadillas que no son mas que viajes al propio subconsciente... todo ello evoca el drama y la muerte.


Sirviéndonos de sus propias palabras "..aun reconociendo como base la necesidad de la realidad vista, el arte auténtico está en la realidad sentida". Esta necesidad de expresar esa intimidad es lo que da una auténtica validez a sus creaciones. 
Es a partir de 1890 cuando Odilon Redon abandona el negro y llena su intimidad y su pintura de color, para ello utiliza en su obra una lírica menos tenebrosa. No podemos dejar de observar sus óleos y sus pasteles que son de una belleza inusitada y  de una intensidad total.



Si nos paramos a degustar sus retratos, destaca la minuciosidad en el detalle, empleando para ello unas texturas muy escogidas; no obstante, la precisión es fundamental en su pintura y la magia se convierte en protagonista de sus creaciones.



Odilon Redon será siempre un pintor simbolista. En los rostros de sus obras se observa un silencio callado, una expresión en la que los sonidos no tienen cabida. De esta forma, son las imágenes las que nos hablan y nos lo hacen desde su propio e íntimo universo. Evidentemente, este "silencio" nos hace sentirnos cómplices con su obra, una obra compleja, pero que nos arrastra a universos individuales que, en definitiva, no son mas que los de cada uno de nosotros mismos.


Retrato de Madame Redon

"Los paraisos artificiales", de Charles Baudelaire tienen su punto de confusión con Odilon Redon en esa fuga permanente hacia mundos interiores y subjetivos, universos personales e íntimos, pero en los que prima una "ilusión del todo perfecta".


"Quien sea digno de llamarse un hombre
lleva en su corazón una serpiente
amarilla, instalada en ese trono;
si él dice "Quiero", ella responde "No".
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(Charles Baudelaire-Las Flores del Mal)

BUEN DIA, MEJORES EXPERIENCIAS

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