lunes, 27 de febrero de 2017

HOKUSAI: EL MAESTRO DE LA ESTAMPA.

Hokusai

Buen día.

En Japón, país al que está unido por nacimiento nuestro protagonista de hoy, la historia de la estampa está íntimamente relacionada con la evolución de la nueva sociedad, pues ésta conoció un inusitado amor por el arte, que se manifestó en las sucesivas escuelas de pintura.




Quizá el más famoso de todos estos pintores y grabadores fuera Katsushika Hokusai, conocido sencillamente por HOKUSAI, nacido en Edo, actual Tokio el 31 de octubre de 1760 y fallecido el 10 de mayo de 1849, adscrito a la denominada Escuela Ukiyo-e del periodo Edo, del que también fue un gran renovador.
Su celebridad le equipara a Utamaro, siendo pocos los artistas japoneses que hayan tenido tal reconocimiento a nivel mundial. 
Hokusai era lo que se puede denominar un misántropo, una persona original, distinta, siendo, en consecuencia, su obra tan diferente como su propia personalidad.



Su padre era fabricante de espejos, y siendo un niño entró como alumno en el taller de Shunsho y tomó el nombre de Shunro; fue en este taller donde permaneció durante algunos años, dedicándose a la fabricación de estampas de teatro, más su carácter, independiente y hasta cierto punto impredecible, era del todo incompatible con la estancia en un taller, siendo expulsado del mismo.
Ello no le impidió seguir trabajando por su cuenta, para lo cual tomó el nombre de Sori, con cuya firma realizó algunos retratos delicados y de gran sutileza, más ése no era su camino, y pronto se cansó de ello, así que se decidió por escribir, novelas destinadas a un público femenino y a niños, y de cuyas ilustraciones también se ocupaba; es por entonces cuando adopta el nombre de Gwakiojin Hokusai, y se generaliza la producción de novelas populares.



Es en 1814 cuando abandona la escritura y se inicia con la conocida serie de croquis de la "Mangwa", que viene a ser una especie de enciclopedia de lo que es la vida cotidiana japonesa; de esta forma cuentos y leyendas conviven con escenas domésticas; en otras páginas, Hokusai se nos anuncia como el magnífico pintor de la naturaleza que fue.





La publicación de los quince volúmenes de que consta esta "Mangwa" fue terminada una vez se produjo su fallecimiento, si bien en 1923 publicó la serie de estampas más famosa y por la que es más reconocido: "Las 36 Vistas de Fuji". Esta montaña-dios, que es de reverencia obligada para el pueblo japonés, fue pintada por Hokusai bajo los más diferentes aspectos; es así como es de general conocimiento para los amantes del arte, "El Fuji en buen tiempo", reflejo de un ambiente tranquilo y puro, y "El Fuji bajo la tempestad", que resalta aspectos de crueldad y tormenta.




Fue en el año 1835 cuando publicó un libro bajo el título de "Las 100 vistas del Monte Fuji", en la que cada hoja es una oda a la venerada montaña.
En sus ilustraciones son temas recurrentes el agua, y los ríos, en los que ve reflejada su alma atormentada, las cascadas, y las olas gigantes.



La gran Ola


Otro motivo frecuente en su obra son los pulpos, los que son protagonistas de forma diabólica en algunas planchas de marcado carácter erótico, y en las que vemos como abrazan a las mujeres enamoradas hasta la muerte. En ocasiones, también recurre al dibujo de flores, pero no simples flores, sino las que sirven para que un pájaro se pose sobre ellas o las que forman parte de magníficas enredaderas. El paisaje se llena de armonía y abunda la utilización de una gama de sutiles colores que tuvieron un gran éxito.






En Hokusai nos encontramos con un auténtico maestro del dibujo que llega a alcanzar el virtuosismo, pues era suya la idea de conseguir que aquello que pintaba se pareciera lo más posible a la realidad.
Artista incansable, su trabajo no le daba para vivir, y era pobre, siempre cargado de deudas. Pero para Hokusai su mayor riqueza era su maravillosa habilidad, la capacidad de transfundir el alma en sus estampas y todo ello marcado por un sentimiento poético que a nadie deja indiferente.



Sin lugar a dudas, Hokusai es el referente de toda una revolución pictórica y poética en su Japón natal, que ha llegado hasta nuestros días.
Fue a mediados del siglo XIX cuando su grabados llegaron a París, siendo objeto de colección por otros grandes artistas, como Van Gogh, Monet, Degas y Toulouse-Lautrec, en cuya obra podemos admirar una notable influencia de los citados grabados.



Ustedes disfruten de estas estampas en total armonía con su respectivo yo interior.

BUEN DÍA A TODOS

PURA KASTIGÁ

Blog incorporado al
Directorio Hispano de las Artes

Fuentes: Wikipedia
Historia del Arte. Salvat.



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