La trayectoria personal de cada persona, en alguna que otra ocasión, puede tener vivencias del todo singulares y extraordinarias, llámese destino o el sencillo hecho de estar en el lugar adecuado en el momento preciso, pero la vida de ANITA MARÍA DELGADO BRIONES, una sencilla bailarina malagueña, nacida el 8 de febrero de 1890 y fallecida en Madrid el 7 de julio de 1962, puede considerarse del todo especial.
Ana María Delgado o Anita Delgado, como se la conocía en Málaga fue una de las hijas del matrimonio formado por Ángel Delgado de los Cobos y Candelaria Briones, quienes regentaban un pequeño café. La joven, al igual que su hermana Victoria, tenía un especial don: la música, por lo que su padre decidió apuntarla a clases de declamación. Tanto fue el interés de Anita y el hecho de que en Málaga a la familia no le fuera demasiado bien, que se trasladaron a Madrid.
El esfuerzo por parte de ambas vio su fruto cuando fueron contratadas como teloneras en el teatro de variedades conocido como Central Kursaal, con el nombre artístico de LAS HERMANAS CAMELIAS.
Curiosamente este local era frecuentado por una gran variedad de personalidades tanto del mundo artístico, como intelectuales y bohemios, entre ellos, Ramón María del Valle-Inclán, Julio Romero de Torres o Ricardo Baroja. Estos dos últimos pidieron a ambas hermanas que posaran para ellos, más como Anita era menor de edad se negó (o tal vez se lo negaran sus padres), si bien Victoria aceptó, pues mantenía relaciones con el también pintor Leandro Oroz.
Y tal y como comenté al comienzo de este artículo son determinadas coincidencias las que confluyen en que algo llegue a hacerse realidad.
Pues bien, por dichas fechas estaba prevista la celebración en Madrid de la boda de Alfonso XIII con la princesa Victoria Eugenia de Battenberg, de ahí que la capital del reino estuviera plagada de grandes personajes de la realeza, entre ellos, JAGATJIT SINGH, a la sazón maharahá de Kapurthala, quien acudió a ver el espectáculo y quedó del todo prendado de la joven Anita, a la que pidió su mano.
En ese momento, y con sólo 16 años, Anita no accede a la petición del todo inmediata del apuesto y sobre todo rico maharahá, y ello en parte a que los padres de la joven tampoco eran partidarios de que su pequeña hija se marchara al otro extremo del mundo con un señor del todo desconocido para ellos.
Más a raíz del trágico atentado sufrido por el cortejo nupcial en la calle Mayor, tras el enlace de Alfonso XIII y Victoria Eugenia, al maharahá no le quedó otra que marcharse a París, eso sí, tan enamorado estaba de la bailarina que no abandonó su plan de conquistarla.
Fue entonces que se inició una relación epistolar entre ambos, el maharahá y Anita, y poco a poco, el tema empezó a cuajar. Y aquí entró nuevamente el "destino", cuando Anita se decidió por contestar a la misiva de su insistente enamorado, y entregó la misma al novio de su hermana, Leandro Oroz. Éste, en lugar de llevarla a correos, como le había pedido Anita, se pasó por el café y abrió la misma en presencia nada menos que Valle-Inclán, quedando ambos asombrados del tosco lenguaje y faltas de ortografía del escrito en cuestión. Fue así que entre ambos redactaron una deliciosa respuesta, a su vez traducida al francés por Juan Jesús Inciarte, un estudiante español que también frecuentaba el círculo de Oroz y Valle-Inclán.. Fue así que el propio maharahá terminó de convencerse de que Anita era la mujer de su vida, cuando leyó tan maravillosa epístola, en la que aceptaba su proposición de matrimonio.
De esta forma, Anita Delgado contrajo matrimonio por lo civil en París, lo que haría posteriormente en la India, con 18 años, el 28 de enero de 1908, por el rito sij. La ceremonia posterior al enlace se vivió como un auténtico espectáculo que duró diez días, llevándose a cabo una singular ceremonia en la que el rajá se pesó, 95 kilos, que se tradujeron en otros tantos pero en oro repartidos entre los pobres del reino.
La llegada de la nueva maharaní al palacio fue precedida de un cortejo de 50 elefantes, y ello aderezado con todo tipo de lujos.
Tres meses después de su boda por el rito sij nacería el que sería su único hijo: Maharajkumar Ajit Singh Bahadur, al que enseñó el idioma español. Este niño que vino al mundo en un parto muy complicado, por el que su joven madre estuvo a punto de morir, le hizo cumplir la promesa de donar a su Virgen de la Victoria de Málaga de un lujosísimo manto que la propia maharaní llevó en persona, si bien por parte de las camareras de la Virgen que consideraban a Anita una "hereje" nunca se lo pusieron y permaneció oculto durante mucho tiempo.
En la India, la vida de Anita Delgado, ya convertida en raní de Kapurthala se desarrolló en función de su condición de reina consorte, para la que su marido mandó construir una edificación que era toda una réplica del palacio francés de Versalles. Eso sí, la nueva Prem Kaur -reina consorte- era la quinta esposa del maharahá, aunque su preferida.
Más como todo no es un cuento de hadas en esta vida, la reina consorte que era veinte años menor que su esposo, se enamoró de uno de los hijos de éste, algo que evidentemente no fue perdonado, por lo que después de dieciocho años de "reinado" se divorció y en 1925 regresó a Europa, instalándose inicialmente en París, para volver a Madrid, finalizada la Guerra Civil.
Ya en Madrid tuvo varios amores, entre ellos el torero Juan Belmonte, al que conoció en el estudio del pintor Ignacio Zuloaga, si bien fue su última relación fue con Ginés Rodriguez, quien redactó las últimas memorias de esta singular mujer.
Su vida personal fue plasmada en una autobiografía en la que reflejó todos sus recuerdos y vivencias con el que fuera su marido, quien falleció en 1949, dos años después de la independencia de la India, algo que afectó profundamente a Anita.
En este libro biográfico Anita Delgado nos habla con sus propias palabras sobre su vida en aquella etapa dorada: "Hago lo mismo que un hombre:pinto acuarelas, escribo cuentos, voy de cacería, juego al golf, al tenis, al billar... Bebo champán, bailo flamenco y visto al estilo europeo. Soy motivo de escándalo, por supuesto, pero ¡qué importa! Viajo sin parar porque este país es de alucinar. Es como si visitaras otro planeta. Tengo suerte de tener un marido moderno, porque no no podría resistir ni 24 horas en esta cárcel dorada".
Esta vida de lujo terminó en Madrid, el 7 de julio de 1962, como consecuencia de una afección cardíaca.
Toda historia personal tiene sus claroscuros, sus situaciones que quedan para la intimidad de sus protagonistas, y si bien, su biógrafa oficial, Elisa Vázquez de Gey ha escrito tres libros sobre Anita Delgado, y el escritor Javier Moro escribió su novela Pasión India basada en la vida de Anita.
Toda vida de lujo o de miseria llega al mismo fin, eso sí, lo que las diferencia son las vivencias que nos invitan a conocerla.
Fuentes:
https://es.wikipedia.org
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