Son ya tantos los artículos que he escrito para este blog, más de tres mil y no cabe la menor duda de que muchos lo han sido con un especial interés, mayormente porque su protagonista me entusiasma, evidentemente, hablo de su obra, en la actividad en la que destaca. Es así que hoy os propongo una lectura para mí deliciosa, la de la personalidad y obra de SÁNDOR MÁRAI, periodista y escritor húngaro nacido en Kassa el 11 de abril de 1900.
Sin lugar a dudas el mejor escritor en lengua húngara y uno de los más claros exponentes de la esplendidez de la literatura europea de entreguerras.
El triunfo de la literatura de Sándor Márai está unido a la compleja profundidad que emana su obra, apuntando a las grandes verdades que habitan en todo ser humano, así como esa singular nostalgia que sentimos hacia un mundo que hemos perdido.
Sándor Márai nació en el seno de una acomodada familia de origen sajón, si bien tuvo una adolescencia un tanto conflictiva ya que por escaparse de su casa en numerosas ocasiones fue internado en una institución religiosa. Inicialmente se decidió por estudiar periodismo en Leipzig, que abandonó y fue entonces cuando optó por viajar por diferentes países de Europa -evidentemente se lo podía permitir-, y de esa forma fue conociendo lo más destacado de las diferentes vanguardias de la época en sus distintos aspectos.
Inicialmente empezó escribiendo en alemán, para posteriormente hacerlo en húngaro, lengua que gustaba hablar y escribir por la belleza de su fonética.
La década de los años 30 del pasado siglo XX nos muestran una inicial característica del trabajo de Márai y es su estilo realista, por lo que se le llegó a comparar con Thomas Mann o Stefan Zweig, lo que redundaba en la venta de sus libros.
Cuando Alemania obligó a Checoslovaquia y a Rumania, a tenor de los Acuerdos de Viena, a devolver Hungría a la Alemania nazi, la postura pública de Sándor Márai fue totalmente radical, escribiendo numerosos artículos en los que atacaba el nazismo; sólo le salvo el hecho de que su fama y su fortuna jugaron a su favor.
No obstante, su reconocida fama en su país natal empezó a decaer en tanto Hungría se consideró un régimen comunista, y ello obligó a Márai, al que consideraban "burgués", a marcharse de su país en 1948, estableciéndose durante un corto espacio de tiempo en Italia, para posteriormente emigrar a los Estados Unidos en 1952. La consecuencia primera de este hecho fue que en Hungría se prohibieron sus libros, y no fue hasta que el comunismo cayó en su país natal que el pueblo húngaro empezó, de nuevo, a descubrir la magnífica escritura de Márai.
En EE.UU. pasó vivió años trabajando para Radio Europa Libre, aunque en 1968 volvió a trasladarse a Italia, concretamente a Salerno y en 1979 retornó definitivamente a los EE.UU., a San Diego, donde viviría hasta su fallecimiento.
Su vida sufrió duros golpes, las muertes de sus tres hermanos, la de su esposa y la de uno de sus hijos en tan sólo año y medio, lo que contribuyeron a que su estabilidad emocional quedara altamente resentida. Ello trajo como consecuencia su suicidio el 22 de febrero de 1989, disparándose un tiro a la cabeza.
La obra literaria de Sándor Márai destaca por su narrativa, si bien también cultivó la poesía el teatro y el ensayo, y todo ello alternándolo con diferentes colaboraciones periodísticas, curiosamente, algunas de ellas son reseñas de las obras de Frank Kafka.
Nada más acertado afirmar que las novelas de Sándor Márai son de estructuras muy similares, en las que abundan los largos monólogos, y conversaciones marcadas por profundas reflexiones y pensamientos; son capaces de rendir al lector llevándole por sus diferentes "pasadizos" literarios, seduciendo de tal forma que es prácticamente imposible abandonarle sin dejarse atrapar por esa "magia" que ya comenté.
No obstante, cierta crítica ha venido a incidir en el hecho de que en sus novelas todo es puro espectáculo, lo que en gran medida es un valor añadido, porque tratándose de literatura, que mejor espectáculo que una lectura que te impide la abandones.
Destacar entre sus obras más reconocidas El último encuentro, cuyo argumento gira en torno al encuentro de dos hombres para cenar después de cuarenta años sin verse, pues de jóvenes habían sido íntimos amigos, aunque sus diferentes destinos les separaron; no obstante, tanto uno como otro esperan ese encuentro, siendo el mismo un duelo sin armas, teniendo como trasfondo el recuerdo de una mujer; La herencia de Eszter, en la que una mujer Estzer queda sorprendida por el anuncio de la visita de una antigua relación, que no sólo la traicionó, sino que arrebató a su familia todo lo que tenía, con lo que produce sentimientos encontrados en la mujer a la que dejó; La mujer justa, cuyo argumento gira en torno al descubrimiento por parte de una mujer de cómo su esposo ha vivido durante años perdidamente enamorado de otra, a este relato siguen otros dos de similares características.
Su opera prima El matarife ha sido reeditada recientemente y en su temática nos obliga a reflexionar sobre cómo y hasta qué punto un ser humano puede modificar su condición, dejar de "sentir", como consecuencia de haber estado sometido a los estragos de una guerra.
Una de las cualidades que, según mi humilde punto de vista, adornan las novelas de Sándor Márai es el hecho de que consigue recrear un ambiente que perdura en el recuerdo, y que se abastece de todo el aura de la mezcla de cosmopolitismo y decadencia burguesa de entreguerras.
Fuentes:
Wikipedia.
https://elpais.com
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