Cuántos futuros daría
por retener este presente
en el que lágrimas tuyas
se condensan a modo de nubes
que anuncian dulces tormentas.
En mi boca un sinsabor
entre amargo y dulce;
qué lengua deslizas por tus labios
sellando todas mis esperanzas.
Y aún así, me considero el más feliz
de los inmortales.
RF.
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