La obra de Joaquín Sorolla y Bastida es sobradamente conocida a nivel internacional, pues sus deliciosas pinturas nos han acercado a un mundo en el que la luz del mar mediterráneo es protagonista.
Más Joaquín Sorolla es también autor de diferentes trabajos que se identifican con denuncias sociales, en los que Sorolla venía a poner de manifiesto su posicionamiento en relación con la situación que vivían determinados colectivos en los que la miseria y la desigualdad eran comunes -extraordinaria su obra "¡Aún dicen que el pescado es caro"-, y ese sentimiento de rabia y tristeza que queda reflejado en su obra "Triste herencia".
Esa amplía y diversificada visión del mundo que le rodeaba se complemente con la dulce y amorosa expresión que demuestra en los trabajos en los que su familia acapara el protagonismo.
Son muchos los retratos de este gran maestro para los que posaron su esposa Clotilde, así como sus dos hijas, María y Elena y su hijo, Joaquín, que llegaron a convertirse en los modelos favoritos del pintor valenciano; y es precisamente, su esposa, Clotilde la que recibe un especial trato pictórico por parte de su marido, llegando a ser su musa y el reflejo de una vida familiar que nos muestra lo que era su vida cotidiana y doméstica.
Clotilde en negro
JOAQUIN SOROLLA Y BASTILLA, valenciano universal, nació el 27 de febrero de 1863, quedando huérfano siendo aún niño pues sus padres fallecieron como consecuencia de una epidemia de cólera que arrasó la región y fueron sus tíos maternos, José Piqueres e Isabel Bastida quienes se ocuparon del pequeño.
Pese al especial cariño y cuidados que recibió en casa de sus tíos, Joaquín Sorolla sintió siempre una especial necesidad por fundar su propia familia y lo hizo junto con una mujer excepcional, Clotilde García del Castillo, no ya solo compañera y madre de sus hijos, sino dándole un protagonismo especial; de hecho, Clotilde fue una mujer adelantada a su tiempo, nacida también en el seno de una familia valenciana, hija del fotógrafo Antonio García y de Clotilde del Castillo, quien recibió una educación esmerada.
A poco de conocerse, Joaquín y Clotilde contraen matrimonio y se establecen en el Madrid.
Clotilde y sus tres hijos
Los más variados momentos domésticos son recogidos por Joaquín Sorolla quedando plasmados en muchas de sus obras.
Fueron diferentes los domicilios en los que vivió la familia Sorolla García, y de todos quedan testimonios en los más variados retratos que realizo el maestro Sorolla, desde las residencias en huertos valencianos a las que la familia disfrutó en diferentes barrios de Madrid, entre ellas la ubicada en la calle Miguel Ángel.
En este mismo barrio y en 1905, Sorolla adquirió un solar en el que posteriormente construiría su casa, a la vez que su estudio, y que destaca por su delicioso patio de estilo andaluz, amén del jardín que hemos podido contemplar tantas y tantas veces en sus cuadros.
El edificio cuya construcción ordenó llevar a cabo Sorolla, situado en el Paseo del General Martínez Campos de Madrid, lo fue en 1911, y servía amén de vivienda para la familia y taller para el pintor.
María Sorolla
Niños Sorolla-García
Esta emblemática vivienda debe su diseño al arquitecto Enrique García Repullés, quien consiguió unir un espacio que fusionase tanto lo que era zona de trabajo como vivienda, amén de contar con un precioso jardín.
Es así que desde el 1 de marzo de 1962, el edificio es Monumento Histórico-Artístico Nacional.
La aportación de Clotilde García del Castillo a la difusión de la obra de Joaquín Sorolla fue decisiva, fundamentalmente, después del fallecimiento de éste último, ya que fue ella la que cedió al Estado la obra del pintor para que el pueblo pudiera conocerlo y descubrir su belleza y calidad; es así que Clotilde no fue solo la musa, la esposa, sino también la mujer que hizo aún más grande al maestro Sorolla, contribuyendo de forma excepcional a la perpetuación de su memoria: el Museo Sorolla su más extraordinario legado.
Clotilde García del Castillo otorgó testamento el 10 de julio de 1925, moriría cuatro años más tarde, y en el mismo tuvo un gesto que vino a catalogarla como una auténtica mecenas de la cultura de este país, ya que legaba al Estado la casa-taller de Sorolla, a la vez que una gran cantidad de pinturas de la colección familiar, así como diferentes objetos propiedad del artista; contaba como albaceas con Mariano Benlliure, Manuel Benedito y Vives y José Capuz. Salvo algunos retratos de sus hijos y otros recuerdos familiares que quedaron en posesión de la familia.
Este talante moderno de la familia Sorolla Castillo se extendía también a sus tres hijos, quienes recibieron una esmerada educación, sobre todo las chicas, que asistieron a la Institución Libre de Enseñanza y que con el tiempo destacaron como artistas, sobre todo, Elena que brilló como escultora.
A través de las obras que podéis disfrutar y que forman parte de este artículo la familia Sorolla García nos ofrece con total naturalidad lo que es la cotidianidad de una familia normal, y que se manifiesta en tantos deliciosos momentos que han quedado inmortalizados para la historia de la pintura.
No quiero terminar este pequeño artículo sin hacer una expresa reseña a una de las más entrañables obras de Joaquín Sorolla y Bastida, de la que conservo una lámina enmarcada en mi domicilio y es la que tituló "Madre", datada en 1895, un delicioso retrato de Clotilde junto a su hija Elena, recién nacida.
Con esta maravilla os dejo.
.
No hay comentarios:
Publicar un comentario