Cuando los pintores norteamericanos de la Escuela del Río Hudson nos deleitaban con las más que deliciosas escenas paisajísticas, un pintor WILLIAM MERRIT CHASE se decantó por ofrecernos el aspecto más amable de los parques urbanos, en los que la presencia de niños y adultos daba un toque de especial alegría a escenas marcadas por la Naturaleza en pleno centro de las ciudades.
Más no solo fueron los parques el motivo principal de su trabajo, sino el universo humano, las diferentes formas de entender y mostrar la vida de las personas cuya ocupación principal fue captada por W.M. Chase quedando inmortalizada para siempre, con una técnica marcadamente impresionista, la luz, el color, la vitalidad de sus obras inundan nuestros sentidos y nos invitan a "disfrutar" de la vida como auténtico regalo.
William Merrit Chase nació en Williamsburg, Indiana, en 1849 y falleció en Nueva York, en 1916.
Su inspiración artística que desarrolló a través de la pintura obvió que continuara con el negocio familiar, y es así como después de estudiar en Nueva York, en 1872 se decidió a emprender un viaje por la siempre inspiradora Europa.
Fue en Múnich donde recibió clases de Karl Theodor von Piloty, especialista en pintura de historia, así como del realista Wilhelm Leibl, gran admirador de la obra de Courbet; fue de éste último del que aprendió a utilizar la paleta oscura, sirviéndose de tan solo unos pocos retoques. Es en esta etapa de su vida cuando toma contacto con la pintura española del siglo XVII.
Durante sus visitas a la ciudad de París se interesó por la pintura de técnica impresionista.
De regreso a Nueva York, en 1878, W.M. Chase vuelve convertido en todo un dandy, es más su forma de vestirse llama poderosamente la atención; durante esta etapa es determinante su admiración por James Abbott McNeill Whistler.
Llega el tiempo de abrir un estudio, impresionante, para el que le sirvió de inspiración el de Mariano Fortuny, quien era muy admirado por los coleccionistas norteamericanos.
En su "singular" estudio abundaban los objetos más curiosos, desde telas antiguas, tapices, armas y muebles, hasta la presencia de un servidor negro al que vestía de príncipe nubio, al que acompañaban grandes dálmatas.
Ese peculiar "montaje" de la que fuera su personalidad llegó a atraer a muchos clientes, que le convirtieron en el retratista de moda.
Si la fascinación por Mariano Fortuny fue una fuente de inspiración para su obra y su singular escenario, W.M.Chase no se detuvo ahí, sino que esa admiración por la pintura española continuó en la figura de Diego de Velázquez.
Es así que sus viajes a España fueron más que frecuentes, acompañado de artistas de la categoría de Robert Frederick Blum, haciendo de este interés partícipes a sus amigos; uno de ellos, Whistler a quien retrató contra un fondo neutro que nos trae a la mente los escenarios de retratos de bufones, vestido de negro y con una elegancia innata. Curiosamente, W.M. Chase tuvo siempre en su estudio una copia de Diego Velázquez, concretamente, una cabeza de Felipe IV.
William Merrit Chase contrajo matrimonio en 1886 con Alice Gerson, de cuya unión nacieron nueve hijos, ampliando la temática de su pintura con obras de marcado escenario doméstico. Es así que se interesó por los efectos lumínicos a partir de 1890, lo que le aproxima a la estética impresionista francesa.
Entre sus amistades la de Joaquín Sorolla, y entre sus diferentes intereses la docencia, lo que le llevó a abrir la Shinnecork Hills Summer Scholl al oeste de Long Island, Nueva York, en 1891, donde ejerció como profesor hasta 1902.
Muchas de sus clases lo eran al aire libre, lo que no impidió que siguiera con la enseñanza en diferentes academias, siendo uno de los más considerados profesores de arte estadounidenses.
Artista galardonado fue miembro de la National Academy of Design y presidente de la "Society of American Artists".
Actualmente, sus obras están presentes en muchos museos de EE.UU.
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