DESCONCIERTO
Sólo ocupas en mí vagos
recuerdos
reducidos por el olvido en
un armario viejo,
en el que se acumula
vida usada
por el polvo del tiempo
revestida
y el tacto de esa nada
que araña.
Llegas y contigo el
desconcierto
abren las puertas de ese
armario,
me devuelven a un pasado
dibujado en color sepia
roto, ante mí, en mil
pedazos.
Te marchas, y en mis
oídos
susurras tan sólo tres
palabras:
un quizás, un tal vez, o un hasta
luego
que eternizan la
esperanza
de la que tu arrogancia
hace gala.
No hay que abusar del
privilegio,
en tu mano la batuta del
fingido afecto
estrena un concierto de instrumentos desafinados,
siendo nuestra la
existencia que es puro ensayo.
Obviamos ser conscientes
del gozo placentero
que en un tiempo vivimos
en la calma,
y la tempestad devuelve como
certeza para nuestra alma,
espejismo de la que
fuera sentida pasión
que aún sobrevive, por
saberse inacabada.
Rosa Freyre.
(Fotograma: Lunas de hiel. Polanski)
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