MI NOMBRE
Una vez tuve un sueño
de los que se saben
imposibles,
en los que nada sucede
y el tiempo juega con
la muerte.
El amor se deleitaba
tiernamente
en el discurrir de un
espacio anticipado,
cogidos de las manos
nos perdimos
en la oscuridad
inmensa de la ausencia.
El viento soplaba
helado
en nuestros corazones,
secas sus raíces,
en ellas un soplo de
vida
se percibe cual
inexistente.
Despertar y contemplar la vida indiferente,
abatidos individuos, obsoleta mercancía
que se vende en cada
esquina,
fragmentada muere su
esperanza
con el sol de invierno
en la mirada.
Maldigo en voz baja
cuando solo sobreviven
mis ojos
y la sangre estrangula
mi garganta.
Mi soledad, mi miedo,
mi angustia
abortan la ternura a
modo de indiferente grito:
sólo el silencio muda
mi nombre.
Rosa Freyre del Hoyo.
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