AMOR
Nunca te lo he dicho
pero me sigues oliendo
a bebé,
a esa carne dulce,
blanca, tierna
que he mecido entre
mis brazos.
Contigo, en mis
sueños,
vuelvo a revivir la
emoción de la mujer
que se deja toda
entera,
a la sazón, abrazo,
cueva.
Presente eterno del
pasado
que la emoción acaricia
y besa,
se agudizan mis
sentidos
y renazco en tus
limpios ojos.
Nunca te lo he dicho,
han pasado años y
sigues siendo ese mi
bebé
que, en la añoranza,
la dulzura en mí asentó
al que mi pecho
alimentó
y en tu frente con un
beso de mis labios
quedó sellado un
vínculo
para anhelo de la
eternidad.
Rosa Freyre
ELENA Y EMILIO
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