Es este un artículo que se aleja un tanto de las diferentes temáticas que abordo en este espacio, pero siento una necesidad, una emoción duradera en el tiempo que me lleva a tratar de acercarme a la personalidad de una actriz francesa, fallecida prematuramente, con tan solo 25 años, pero que ha quedado para la memoria de no sólo los amantes del cine, sino de todos los que sabemos y conocemos cuando una persona es única, insustituible y brilla con una luz especial.
FRANÇOISE DORLÉAC tenía un don especial y su pronta muerte la convirtió en uno de los iconos más amados y considerados del cine francés.
Una joven pelirroja, pizpireta, con una naricilla respingona, y la cara cubierta de pecas definitivamente bien dispuestas, a la que Christian Dior fichó como modelo, abrió las puertas del cine a su hermana Catherine Deneuve y fue el amor imposible del genial François Truffaut.
Françoise nació en Paris, el 21 de marzo de 1942 y falleció, trágicamente, en Villeneuve-Loubet, el 26 de junio de 1967, a la sazón hija de actores, Maurice Dorléac, del que adoptó el apellido artístico y Renée Deneuve, con el que hizo lo propio su hermana Catherine. Inicialmente, ésta acompañaba a su hermana a los rodajes y se contagió del mundo del cine, eso sí, empujada por su hermana, a la que Catherine adoraba, pues, a primera vista, era el antípoda del magnetismo ardiente de Françoise, dotada de una belleza rubia, y a la que se calificaba como "gélida", con el tiempo vino a convertirse en el espíritu de la conocida como "nouvelle vague" francesa.
Creció en una familia amante del arte, del escenario, si bien Françoise ya tenía, con tan solo diez años el corazón tocado por la varita mágica de la interpretación.
La segunda de cuatro hermanas: Danielle, Catherine y Sylvie, era tan solo dieciocho meses mayor que su hermana Catherine.
Un huracán de energía que se ganó a pulso el ser expulsada del liceo en el que estudiaba para inscribirse en un curso de arte dramático de Raymond Girard, para a continuación hacerlo en el Conservatorio de Arte Dramático, donde estudió entre los años 1957 a 1961, y donde tuvo como profesor a Manuel Rochel.
Era la suya una belleza con la rebeldía como rasgo definitorio, destilaba olor a hembra, sin por ello abandonar su esencia "chic".
Debutó en el cine en el cortometraje "Mensonges", y dos años más tarde, en 1959, su primer largometraje lo fue "Les Loups dans la bergerie", bajo la dirección de Hervé Bromberger. Tenía apenas 17 años, y toda una vida por delante.
En los años siguientes trabajaría en "Todo el oro del mundo", 1960, de René Clair, y en "Les portes claquent", de Michel Fermaud.
Fue al término del rodaje de esta película cuando animó a su hermana Catherine a subirse al tren del éxito cinematográfico.
A continuación rodó "Arsenio Lupin contra Arsenio Lupin", a las órdenes de Edouard Molinaro, y todo ello sin abandonar su faceta como modelo de la Casa Dior.
Había llegado el momento en el que Francia conocía de la presencia de grandes actrices, a la vez estrellas, como Jane Birkin, Marie Laforet, Anna Karina...
Fue en 1964 cuando rodó sendas películas que la confirmaron como un icono, una de ellas "El hombre de Rio", de Philippe de Broca, junto a Paul Belmondo, y "La piel suave", el que sería considerado su más brillante a trabajo, bajo la dirección de Truffaut, un hombre pura sensibilidad y que irremediablemente conseguía que la gran pantalla se enamorara de las actrices con las que rodaba. Ambos vivieron un intensísimo romance durante el rodaje de esta película, del çque quedó una gran amistad. Pero, sin lugar a dudas, Truffaut fue el hombre que mejor la entendió, y en consecuencia, supo amarla como solo se ama aquello que se mira, se observa y se llega a la conclusión de que la vida te ha dado lo mejor que podrías esperar. Truffaut era diez años mayor que Françoise y, en gran medida, entendía el carácter, a veces, un tanto difícil de ésta.
Françoise et François
En 1965, Françoise rodó a las órdenes de Polanski, "Callejón sin salida", y dos años después haría realidad su sueño de rodar junto a su hermana una más que deliciosa película "Las señoritas de Rochefort", un singular musical dirigido por Jacques Demy, que en puridad era, amén de un homenaje, una crítica en tono de humor de los grandes musicales norteamericanos.
Un día de junio, de 1967, el 26 de junio, Françoise había alquilado un coche en Niza con el que se dirigía al aeropuerto, pues tenía que coger un avión hacia París, el destino se cruzó en el camino y sufrió un accidente, saliéndose de la calzada; a consecuencia del duro impacto el coche se incendió y la joven quedó prisionera entre las llamas, muriendo a la edad de 25 años.
La tragedia que acabó con la belleza pelirroja, la mujer fuego, fue el golpe más duro que recibiría en su vida su hermana Catherine, según ella misma confesó, en un libro que se publicó en 1997, y que escribió junto al novelista Patrick Modiano, que también había perdido a un hermano en circunstancias parecidas. Ese año también se estrenó un documental, titulado "ELLE S´APPELAIT FRANÇOISE", cuya proyección hizo llorar, por vez primera, públicamente a CATHERINE, y sus palabras fueron del todo contundentes: "El problema que tuve durante mucho tiempo es que me era imposible hablar de Françoise. Su pérdida es el drama más importante de mi vida".
Años más tarde Catherine Deneuve volvió a revivir la tragedia con la muerte prematura de François Truffaut.
Para todos los que afirman que Catherine Deneuve transmite una cierta fríaldad o que da una imagen gélida, yo me atrevería a contradecirles y a asegurar que es una mujer en la que vive un dolor continuo y persistente. Su mirada se proyecta invariablemente hacia el infinito.
"La pasión para el hombre es un torrente, para la mujer, un abismo"
(Concepción Arenal)
BUEN DÍA A TODOS
PURA KASTIGÁ
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Fuentes: Wikipedia.
www.elmundo.es/cultura.
www.mujerhoy.com/corazón
www.heraldo.es/noticias.
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