BUENA MÚSICA
martes, 31 de marzo de 2020
lunes, 30 de marzo de 2020
¿QUIENES ERAN LOS ESTILITAS?
Esculturas "Estilitas"
Jaume Plensa
El vocablo "estilita" procede del griego stylos, "columna", y venía a denominar a los antiguos monjes cristianos que optaban por llevar una vida de penitencia, mortificación y oración, encaramándose a una pequeña plataforma, situada a su vez sobre una elevada columna, sin bajarse para nada de la misma.
Eran precisamente sus discípulos los que proporcionaban el sustento necesario, una vez al día, a estos hombres considerados como santos.
Dos estilitas fueron los más conocidos practicantes de este método de vida: Simeón Estilita el Viejo, que vivió en el siglo V de esta nuestra era, además de ser el fundador de la misma. Sobre su columna llegó a pasar 37 años sin sentarse ni tumbarse, y Simeón Estilita el Joven, en el siglo VI.
Estos monjes cristianos vivían en el Medio Oriente cristiano, fundamentalmente, en las cercanías de Antioquía y en Siria; en la iglesia griega esta práctica se mantuvo hasta después del cisma, en 1050, y entre los rusos hasta el siglo XV.
Pese a la atribución de esta forma anacorética de vida a Simeón Estilita el Viejo, se tiene conocimiento de que fuera de lo que era el cristianismo ya se habían dado casos de personas que optaban por esta forma de vida.
Un ejemplo fue el romano Maenius, quien vendió su casa y se instaló en una diminuta choza sobre una columna cerca de lo que era el Foro romano.
Asimismo, diferentes investigaciones han venido a concluir sobre la convergencia del estilitismo cristiano con el culto que hacían los sacerdotes Hierápolis Bambyce a la diosa siria Atargatis, cuyos sacerdotes-mendigos recorrían las ciudades pidiendo limosna. No obstante, la razón de ser del estilita cristiano tenía un gran componente penitencial, algo que de lo que carecía este último.
Si bien, inicialmente, se consideró una práctica en gran medida extravagante, lo cierto fue que entre los siglos V y X se propagó bastante, contando con la oposición de la jerarquía eclesiástica, toda vez que el estilo de vida de esta última en nada tenía que ver con la de los monjes cristianos estilitas.
La duración y dureza con la que los estilitas practicaban el ayuno llegó a sobrepasar el límite de lo creíble, pues a la mortificación mediante la restricción del alimento, se unían todo tipo de privaciones.
San Simeón Estilita, el Viejo
En el caso de San Simeón Estilita, el Viejo,(388-459) situó sobre una columna su diminuta morada, se le atribuye el invento del cilicio. Siendo joven fue pastor y su devoción creció a raíz de escuchar las Bienaventuranzas por parte de un monje que predicaba en una iglesia, decidió hacer lo mismo y llegó a congregar a su alrededor a gran número de fieles; es así que para ser escuchado mejor, ideó subirse a una columna, si bien con el tiempo prefierió permanecer en ella de por vida. La columna alcanzó los 15 metros de altura, situando sobre la misma una sencilla plataforma. Más no sólo dedicó su vida a la penitencia y el sacrificio, sino que también escribía misivas a sus discípulos y compartía conversación con todo aquel que se acercaba a él, es más, por medio de una escalera permitía que éstos se le aproximaran.
Muchos fueron los que siguieron su ejemplo, entre ellos, San Daniel Estilita, Simeón el Joven, San Alipio Estilita, quien después de permanecer en pie durante 53 años, y al no poder sostenerse por más tiempo, optó por acostarse de lado y así pasó los últimos 14 años de su existencia.
Por lo que respecta, a San Alipio de Adrianópolis (515-614) recibió formación religiosa por parte del obispo Teodoro, llegando a ser diácono y tesorero de la Iglesia de Adrianópolis. Más fue la suya la vocación de retirarse en soledad, para lo que se encerró en una celda durante dos años, pasando después a subirse a una columna. Este santo llegó a congregar a una gran cantidad de fieles hasta el punto de que creó dos monasterios, uno de ellos masculino y otro femenino. Y lo curioso es que pese a su estricto régimen de vida alcanzó la elevada edad de 99 años.
Las Iglesias cristianas han llegado a considerar como santos a muchos monjes elititas, desde el ya mencionado Simeón el Estilita, pasando por Lucas el Taumaturgo, Walfroy de Trier, Daniel el Estilita, Lucas el Joven, y todos aquellos que con esta forma de vida trataron, y tal vez lo consiguieran, un fin en sí mismo.
Fotograma Simón del Desierto
Película de Luis Buñuel
Fuentes:
Wikipedia.
Muy Historia.
domingo, 29 de marzo de 2020
WILLARD L. METCALF.- LA PINTURA IMPRESIONISTA EN EE.UU.
Willard L. Metcalf
La pintura impresionista conoció de sus mayores exponentes en Francia (1862), el país que empezó a considerar el hecho de que el arte y sus técnicas estaban sometidos a demasiados "corsés", y que la pintura al natural, es decir, al aire libre conseguía captar las manifestaciones efímeras del entorno.
Es así como el hecho de evitar el taller y su artificiosidad, llegaron a conseguir la plasmación de sensaciones visuales del paisaje y, sobre todo, captar la luz y sus efectos.
Fue a partir de 1880-1890 cuando el impresionismo se difundió entre los artistas extranjeros.
En EE.UU. destacan las figuras de John Twachtman o Frederick Childe Hassam, si bien WILLARD L. METCALF fue un exponente importante de esta corriente artística.
Willard L. Metcalf nació en Lowell, Massachusetts, el 1 de julio de 1858, siendo el único hijo de una familia de clase obrera. Su padre, si bien se dedicaba a la carpintería, también era violoncelista, en tanto su madre trabajaba en un telar.
Curiosa fue la relación de la familia con el espiritismo y las sesiones a las que asistían junto a una medium quien predijo que el pequeño Willard sería un gran pintor.
En tanto fue formándose en la Normal Art School de Massachusetts, trabajaba como aprendiz de grabador en madera.
Sus inicios le llevaron a asistir a clases en el Lowell Institute, consiguiendo una beca del Museum of Fine Arts de Boston.
Metcalf viajó al sudoeste de EE.UU. en 1881 con la finalidad de dibujar a la tribu Zuni, a petición del Harper`s Magazine.
Dos años más tarde se trasladó a Francia, matriculándose en la famosa Académie Julian donde estudió con Gustave Boulanger y Jules Joseph Lefebvre.
La experiencia de viajar a Francia, cuna del impresionismo, le permitió disfrutar de lugares como Pont-Aven en 1884, y posteriormente, entre 1885 y 1887, Grèz-sur-Loing y Giverny, e igualmente, de Biskra y Túnez.
En 1888 regresó a los EE.UU. donde llevó a cabo una exposición individual en el St. Botolph Club de Boston. Dio clases en diferentes escuelas de arte e ilustró variadas revistas.
En 1896 fue galardonado con el premio Webb de la Society of American Massachusetts, para unirse un año después a los Ten American Painters, un grupo de pintores que tenían en común su desilusión para con la sociedad.
Su obra pictórica corre paralela al gran número de viajes que realizó, como el que le llevó a La Habana, en 1902, con la finalidad de comprar materiales para pintar los murales de los famosos almacenes de la Havana Tobacco Company, en Nueva York.
Por lo que respecta a su vida personal, fue en septiembre de 1903 cuando contrajo matrimonio con Marguerite Beaufort Hailé, más la enfermedad y la ruina económica le llevaron a volver a vivir con sus padres.
Después de esta dolorosa etapa, Willard renació con una pintura en la que el impresionismo se hizo más patente.
Asimismo, su relación de pareja también sobrevivió a esta difícil experiencia, y las exposiciones y los galardones se multiplicaron: en 1906 en el St. Botolph Club, en 1907 recibió la medalla de oro de la Corcoran Gallery y de la Fine Art Academy de Pensilvania.
Más no todo vendría a ser positivo, pues poco después su esposa le abandonó por un antiguo discípulo suyo Robert Nisbet, lo cual supuso un gran revuelo en el mundillo artístico.
Ello no impidió que Willard L. Metcalf volviera a encontrar el amor en un segundo matrimonio con Alice McCrea, en 1911, aunque once años después se divorciaron.
Por entonces, la salud de Willard L. Metcalf estaba muy debilitada a consecuencia de su alcoholismo, muriendo, a raíz de un ataque al corazón, el 9 de marzo de 1925.
Entre sus disposiciones testamentarias, las de destruir toda su obra, fue afortunadamente desatendida por sus albaceas.
Como todo buen impresionista Willard L. Metcalf, pintor de la luz, renunció a los negros y los grises, reemplazando el claroscuro tradicional por un juego de reflejos cuya función consistía en transformar los tonos reales y en colorear las sombras.
La pincelada fluida, gruesa o granulada en un mismo cuadro y una ejecución rápida, a la vez que fragmentada, conseguía una perfecta diversificación de los efectos pictóricos.
Blog incorporado al
Directorio Hispano de las Artes
Fuentes:
https://www.museothyssen.org
Movimientos de la Pintura. Larousse.
sábado, 28 de marzo de 2020
FUEGO (POEMA)
FUEGO
El instante de dos miradas frías que se cruzan
alimentan fuegos eternos,
semillas de deseos que se dividen
en trozos como hielo queman.
La distancia aviva el anhelo de lo imposible
y el desconocimiento conviene a la apariencia.
Facilita el camino a la agonía del exhausto
la total ausencia de palabras para el amor.
Y aún así, la respiración sorprende
en los desiertos
de la cárcel de tu boca.
RF.-
PANDEMIAS: LA GRIPE DE 1918-1919 (GRIPE ESPAÑOLA)
La pandemia de gripe de 1918 y 1919, fue conocida a nivel mundial como "la gripe española", si bien los primeros casos se registraron en EE.UU. durante el último año de la primera guerra mundial.
En el mes de marzo de 1918, EE.UU continuaba una guerra con Alemania que había empezado once meses atrás, contando con contingentes que procedían de diferentes países de Europa. Fue precisamente en uno de tantos centros de instrucción, cuando el día 4 de marzo de 1918, el cocinero, que se convirtió en el "paciente cero", Gilbert Michell se presentó en la enfermería de Fort Riley, en el estado de Kansas (EE.UU.), presentando síntomas de fiebre y malestar general.
Todo se desarrolló a una velocidad inesperada, pues en pocas horas, cientos de reclutas enfermaron, lo que llevó a habilitar un hangar para los enfermos, ya que el hospital carecía de medios suficientes.
Así se fue extendiendo el virus por diferentes zonas, más el hecho determinante de su gran expansión no fue otro que en abril de ese mismo año, un contingente de soldados estadounidenses desembarcó en Europa y con ellos el virus. La primera oleada de esta pandemia no hizo más que empezar.
No obstante, se tiene constancia de que en diciembre de 1917, en Camp Greene, cerca de Charlotte, Carolina del Norte, murieron 20 personas de un total de 565 enfermos, todos ellos de gripE, y todos hombres jóvenes, por lo que también se considera que el paciente cero hubiera residido en Camp Greene. En pocos días de los 16 campamentos militares, 14 conocían de personas afectadas, causando en total más de 250 muertos.
No cabe la menor duda que en esta pandemia el principal generador de contagios fue la guerra, debido al numeroso y a la vez rápido desplazamiento de los militares.
Inicialmente, se informó sobre que era neumonía la causa de las muertes, debido todo ello a la censura militar.
Cuando el entonces presidente de los EE.UU. Woodrow Wilson consultó con el general y jefe del estado mayor Peyton C. March, si se debería de suspender el envío de tropas estadounidenses a Europa para no propagar la, por entonces, aún epidemia, éste le indicó los problemas "políticos" que podría acarrear tal decisión, y es así como muchos de los militares murieron antes del desembarco y en agosto de 1918, más de un millón y medio de soldados entraron contagiados en Europa.
El hecho de que se conociera y se sigue llamando "gripe española" se debió a que fue la prensa en España la que prestó más atención al desarrollo de la enfermedad, en relación con el resto de países europeos, involucrados todos ellos en la guerra, en tanto éstos últimos intentaron quitar importancia a la situación.
No obstante, es de señalar que en España los primeros contagiados fueron aquellos que regresaron de la vendimia en Francia, y que trabajaban como temporeros.
La cepa en cuestión mataba a las personas con una rapidez asombrosa y sin precedentes. Los síntomas se manifestaban en forma de fiebre e insuficiencia respiratoria, el rostro tornaba azulado a razón de la falta de oxígeno y las hemorragias eran harto frecuentes, provocando el encharcamiento de los pulmones, vómitos e incluso sangrado nasal. Es así que muchos de los afectados morían ahogados en sus propios vómitos.
La pandemia no diferenciaba de edades, afectó a niños y ancianos, los más vulnerables, más fueron también muchos los adultos que sucumbieron a la misma.
Los primeros casos registrados en Europa se dieron en Francia, luego el Reino Unido, e Italia, continuando hacia Alemania y posteriormente, España.
Después de una primera oleada que se vio rebajada a finales de la primavera de 1918, pasado el verano, la segunda oleada fue la más terrible y mortífera.
En el frente la ofensiva de 1918 se vio suspendida, dado el elevadísimo número de soldados afectados y que murieron a raíz de la pandemia.
Durante trece semanas se vivió el horror en los hospitales, las calles, las casas, ninguna familia quedó sin la pérdida de uno o más de sus miembros.
En la oleada que siguió en mayo de 1918 más de la mitad de los madrileños se vieron contagiados por la enfermedad.
El sistema de salud español se vio desbordado, los médicos, personal sanitario murieron y era del todo imposible su reemplazo.
Los entierros se llegaron a efectuar en masa, al carecer de ataúdes.
Y lo terrible fue el hecho de que la enfermedad llegó al mundo rural, pasó de las grandes ciudades a los más pequeños municipios, siendo esta segunda oleada la que provocó el 75% de los fallecimientos.
Una nueva pausa de la pandemia se observó a finales de 1918, pero en enero del año siguiente, todo volvió a empezar. El hecho cierto es que, en esta ocasión, la tasa de mortalidad fue con mucho inferior a la segunda de las oleadas (la más mortífera).
De entre todos los territorios afectados fue Australia el país que menos padeció el efecto mortífero de la pandemia, a raíz de que habían tomado medidas de contención, si bien también es cierto que acabó con la vida de miles de personas, eso sí, cuando la tasa de mortalidad ya estaba remitiendo.
Durante el año de 1919 la enfermedad estaba más controlada y los organismos respondían mejor con sus defensas, si bien, después del repunte del año 1920, ya no hubo ninguno más.
No obstante, otra pandemia acechaba y sobre todo a la población infantil, la de aquellos niños y jóvenes que habían perdido a sus padres y madres, la del hambre y la soledad.
Esta terrible pandemia que se alargó durante cuatro años, dejó millones de víctimas mortales; en la India, entre 12 y 17 millones, en Gran Bretaña, 228.000, en los EE.UU., cerca de medio millón de personas; en España, infectadas 8 millones de personas, fallecieron 200.000; en China, se estiman las muertes en 30 millones de personas; en Francia, 400.000, y en Italia, una cifra similar.
En la por entonces India británica, entre 10 y 17 millones de personas; en el África subsahariana entre 1,5 y 2 millones de persona; en Sudáfrica, comunidades enteras...
Es así como se llegó a contabilizar la cifra de cerca de 40 millones de personas, hasta el momento la pandemia más devastadora de la historia de la humanidad.
La comunidad científica estima que cada 50 años se produce una pandemia de gripe; es así como en 1957 se produjo en Asia oriental un nuevo brote que siguió propagándose durante el año siguiente, causando entre 1 y 2 millones de muertes. En 1968, Honk-Kong fue nuevo escenario de otro tipo diferente de gripe, provocando entre 1 y 4 millones de víctimas.
Pese a los avances científicos y el avance de la medicina, nunca estamos preparados para protegernos, sufrir y salir de una pandemia..
COVID-19.
Blog incorporado al
Directorio Hispano de las Artes
Fuentes: Wikipedia.
Historia. National-Geographic.
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