miércoles, 31 de marzo de 2021

LAS CATACUMBAS DE PARÍS.- EL CEMENTERIO MÁS GRANDE DE EUROPA.



Para todos los que amamos viajar París es, sin lugar a dudas, uno de los más deseados destinos, si bien muchos son los que desconocen que una de las más singulares experiencias es la de conocer y pasear por sus famosas CATACUMBAS, un conjunto de túneles y cuartos subterráneos que datan de la época romana, formados a base de piedra caliza, y que fueron convertidos a finales del siglo XVIII en un inmenso osario que alberga la cifra de seis millones de esqueletos humanos.



Más cuál es el origen y por qué se decidió que estos túneles o catacumbas tuvieran tal destino? A continuación...

El empleo de estas canteras que recorren el suelo de París en un total de 300 kilómetros de túneles fue establecido en el año 1786 por Charles-Axel Guillaumot, Inspector General de Canteras; no obstante, en 1777, el rey Luis XVI ordenó la creación de una comisión que tenía como finalidad la de inspeccionar y reparar la red de túneles y de paso, dada la expansión de la ciudad de París, se consideró como solución para enterrar los cada vez más numerosos cadáveres que ya no cabían en los cementerios de la ciudad; los pequeños cementerios ya estaban desbordados.




Fue en la citada fecha de 1786 cuando se inauguraban estas catacumbas con el traslado de los restos óseos del Cementerio de los Santos Inocentes, traslado que fue aumentando paulatinamente hasta el año 1859 con restos de otros cementerios. Este cementerio era el más importante de París y fue clausurado en 1780, después de diez siglos de uso.





Es así como los trabajos que se llevaron a cabo exigieron que las sepulturas, las fosas comunes y los osarios fueran transportados, eso sí, por las noches, para evitar las posibles protestas por parte de la población, a su nuevo destino, siendo descargados a través de dos pozos de servicio de la cantera, para a continuación ser apilados y dispuestos en su nueva ubicación.

Durante años y hasta la Revolución, año 1814, los traslados fueron continuos y es así como quedaron eliminados los cementerios parroquiales de la ciudad de Paris: San Eustaquio, San Nicolás de los Campos y el convento de los Bernardinos. No fue hasta el año 1840 cuando se reanudaron los nuevos traslados.





Es justamente el 7 de abril de 1786 cuando el nuevo emplazamiento es declarado "Osario municipal de París", y empieza a denominarse "Catacumbas", en referencia a las ya famosas catacumbas de Roma.

Fue a partir de 1809 cuando las Catacumbas se abrieron a las visitas del público, para lo cual había que solicitarlo previamente, y una vez realizado el recorrido oficial los visitantes podían firmar en un libro, en el que exponían sus impresiones. Estas catacumbas despertaron entre el pueblo un gran interés y fascinación, de ahí el hecho de que personajes famosos también se decidieran por conocerlas como el emperador de Austria, Francisco I, y en 1860, Napoleón III.





Año tras año son miles de personas las que acceden a las catacumbas para explorar no ya la zona abierta al público, sino aquella que permanece cerrada; es más en las paredes de las mismas nos encontramos con grafitis que datan del siglo XVIII en adelante.

Para algunos se ha convertido en un motivo para organizar eventos subterráneos, de ahí que se acuñara el término "catáfilos" para los amantes de las catacumbas. Ello también obligó a crear una sección de la policía dedicada a su estricta vigilancia.




A lo largo del recorrido de kilómetros y medio de los trescientos que abarcan en total las catacumbas, podemos encontrar huesos que están acomodados formando muralla, y que se encuentran identificados indicando su procedencia, es más también nos sorprenden pequeños altares en los que figuran inscripciones en latín. A pesar de que el recorrido abierto al público es muy pequeño en función de la extensión real de las Catacumbas, es relativamente fácil perderse y para ello existen placas que indican bajo qué calle se encuentra el visitante. 

Desde el año 1955 es del todo necesaria la visita acompañado de un guía oficial, no se permite la entrada de forma arbitraria, más siempre la curiosidad del ser humano y, en este caso, el "morbo" que provoca la visita ha servido para que se pueda acceder por medio de determinadas alcantarillas o lugares escondidos en el metro de París, algo que no os recomiendo.




A destacar dentro de lo que es la visita, por supuesto, la zona del osario, en la que podemos leer una inscripción que dice: "¡Alto!Este es el imperio de la muerte", algo que queda demostrado a tenor de la visión de miles y miles de restos de personas que se acumulan a uno y otro lado de los pasillos; es a Héricart de Thury a quién debemos la singular idea de exponer los cráneos y huesos tal y como podemos observar en la visita, lo cual despierta aún más la curiosidad.




También la llamada "Fuente de la samaritana", un pozo circular que era empleado por los trabajadores de la antigua cantera y que servía de mortero merece se encuentra dentro del recorrido, amén de una zona de la Revolución Francesa, en la que podemos ver recuerdos de los fallecidos durante este periodo, y por último, un curioso "Barril", formado exclusivamente por huesos que recubren un pilar, y que consigue esta curiosa estructura, de barril.




Un recorrido que en total viene a suponer unos 45 minutos, más que son todo un descubrimiento para quienes consideran a París "la ciudad de la luz", pues también lo es de la "oscuridad".

Para el próximo viaje que ya está a la vuelta de la esquina....




Fuentes:

Wikipedia.
https://www.losapuntesdelviajero.com
https://www.catacombes.paris.fr/es


No hay comentarios:

Publicar un comentario