miércoles, 11 de noviembre de 2020

EL ANCIANO DE LOS DÍAS (WILLIAM BLAKE).


WILLIAM BLAKE (1757-1827) fue, sin lugar a dudas, una de las personalidades más destacadas de su tiempo, un artista multidisciplinar, filósofo y poeta, dotado de facultades visionarias desde su infancia, cuya formación y perfección en el grabado es patente en cada uno de sus trabajos, dotados de una magnífica expresión de lo que puede considerarse filosofía mística.


El conocido como EL ANCIANO DE LOS DÍAS -The Ancient of Days- es el título de un grabado, coloreado a la acuarela, de 23 x 17 cm, y que originalmente fue publicado como frontispicio de su libro ilustrado Europe a Prophecy (Europa una profecía), -1794-.


En el grabado en cuestión destaca la figura de Urizen, con la que Blake viene a ofrecernos su visión de lo que es la sabiduría y orden dentro de su universo mitológico; para ello, el anciano Urizen toma una posición un tanto forzada dentro de un círculo que semeja a un sol, en tanto su entorno aparece cubierto de nubes.

Urizen fue utilizado por Blake hasta en ocho de sus obras, entre ellas el libro profético "El libro de Urizen", ilustrado con sus propias planchas de grabados a buril, y publicado originariamente como The First Book of Urizen, título que fue modificado en posteriores ediciones.


En definitiva, es en muchos aspectos, una singular versión del Génesis, y en el mismo Blake desarrolla su pensamiento sobre temas tan importantes para él como fueron la epistemología y la ontología.

Su cuerpo aparece desnudo, proyectado hacia adelante, y en tanto su pierna derecha está completamente doblada, su brazo izquierdo se extiende. Su mano sostiene un gigantesco compás, que se define sobre un fondo oscuro. El anciano mira hacia abajo y un fuerte viento agita sus largos cabellos.

La figura que compone Urizen toma la forma de un triángulo isósceles dentro del círculo inicial; el lado mayor del triángulo coincide con el diámetro del círculo y uno de sus lados menores hace de base. Es singular observar cómo la posición del brazo izquierdo forma un ángulo de noventa grados con la orientación de los cabellos agitados por el viento.


Esta obra es un total ejemplo de lo que se viene a considerar como precedente del Romanticismo, destacando la fuerza de la imagen y la libertad en su temática y realización, muy propias del individualista que era William Blake, quien adoptó el inconformismo como principio de su vida y de su arte. Tanto es así que es prácticamente imposible separar la visión mística de la obra gráfica de Blake de la que resulta de sus poemas; para William Blake el mundo visible para los humanos es sencillamente una envoltura irreal, detrás de la que se esconde una realidad espiritual; es así como Blake trató en toda su obra de crear una especie de forma simbólica de expresar sus visiones espirituales. En su tiempo, Blake no fue más que un extravagante, un individuo excéntrico, si bien su genio empezó a ser reconocido a partir de la mitad del siglo XVIII. 


Tan convencido de la "realidad" de sus visiones, William Blake nunca dibujo del natural, sino que se volcó en su mirada interior, nunca perfeccionó la perfección en sus figuras, toda vez que ello le parecía una cuestión sin importancia. Es así como al rebelarse de forma consciente contra lo que se consideraba la norma establecida por la tradición de la época, fue condenado por muchos de sus contemporáneos.


El tema de esta obra que hoy nos ocupa parece tener su precedente en una de sus "visiones", y el nombre de "El anciano de los días" es una referencia a un personaje que podría equipararse a Dios, en un mundo apocalíptico, y al que se cita en el Libro de Daniel.

El empleo que hace Blake de un "compás", si nos situamos en lo que es la iconografía, es un atributo divino, pues siempre se ha venido a considerar a Dios como al "gran arquitecto", si bien también puede hacer alusión a uno de los instrumentos más empleados por la masonería, de la que Blake era conocedor.


Este grabado fue uno de sus favoritos, del que llegó a hacer varias versiones, y ésta que observamos fue la última, cuya terminación debemos a uno de sus discípulos -curiosamente, recibían el nombre de ancients- Frederick Tatham, poco antes de la muerte de Blake.

Como grabado está considerado uno de los mejores, a modo de representación de un pasaje del Libro de los Proverbios: "Cuando formaba los cielos, allí estaba yo;/ Cuando trazaba el círculo sobre la faz del abismo".


Los libros de William Blake resultan para un lector habitual del todo raros, pues no se publicaron como se hacía de forma tradicional, sino que su impresión corrió a cargo de coleccionistas privados o libreros respondiendo a encargos especiales.



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Fuentes:

Wikipedia, Diccionario de Arte (Ian Chilvers).


 

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