jueves, 26 de noviembre de 2020

JEAN-ÉTIENNE LIOTARD.- LA DELICIA DE LA PINTURA AL PASTEL.

Autorretrato

Después de un par de artículos en los que nos hemos divertido con temas más triviales, lo que no implica que también nos aporten conocimientos, hoy volvemos con la pintura -motivo de complacencia y admiración-; y nos centramos en la vida y obra de un pintor nacido en Ginebra, si bien su vida se desarrolló entre las culturas de Oriente Medio y las grandes capitales de Europa: JEAN-ÉTIENNE LIOTARD.



A Jean-Étienne Liotard se le conocía en el Londres cultural como El turco, toda vez que gustaba de ir vestido con un caftán turco y un gorro moravo de piel, todo ello aderezado con una larga barba. Hombre y artista de mundo, tenía una personalidad del todo cosmopolita, sirviéndose para su trabajo de la pintura al pastel y consiguiendo con su arte y su técnica pinturas de un más que delicioso realismo.


El hecho cierto es que su fama le acompañó durante su vida y que sus retratos tuvieron como protagonistas tanto a gentes adineradas y pudientes, como a humildes.

Su formación la realizó en Italia y en París, principalmente como esmaltador y miniaturista, más fueron las escenas de género y los retratos lo más delicioso de su obra; en estos últimos llegó a capturar no sólo la expresión de sus modelos, sino también la moda de la época, que venía a combinar el lujo rococó y el atractivo oriental, tan peculiar en turbantes, sedas y babuchas.



A la versatilidad de su producción se unió la belleza de sus pasteles, entre los que destacan el retrato de Mademoiselle Lavergne, conocido también como La belle de Lyon o La lectora y La bella chocolatera. Es necesario hacer mención a sus pinturas en esmalte, grabados en cobro y pinturas en vidrio.



Después de un viaje a Constantinopla, donde vivió entre los años 1738 y 1742, y al que fue invitado por un lord inglés, se decidió por establecer su residencia en Viena, siendo nombrado pintor de corte por los Habsburgo; gracias a este nombramiento consiguió una más que notable fama, a la vez que se relacionó con la aristocracia europea.

Es así como fue patrocinado por los más altos mecenas, tanto la Familia Real Francesa, a la que retrató en París entre los años 1749 y 1751 y a la Familia Real Británica, en 1753.

El último periodo de su vida lo dedicó a trabajar bodegones, también de una cálida belleza.



Su obra está  repartida por los grandes museos del mundo, en París, el museo del Louvre nos ofrece un total de 42 pasteles, en Londres, el Museo Victoria y Alberto, nos muestra El turco sentado y el Museo Británico tiene igualmente dos de sus obras en pastel.



Su propio autorretrato lo podemos encontrar en la Sala dei pittori, en la Galería Uffizi de Florencia.

La ternura y el realismo se unen en la obra de este magnífico pintor Jean-Étienne Liotard...


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Fuentes:

Wikipedia.

www.20minutos.es

https://www.virtualuffizi.com

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