"EL QUE NO SE ATREVE A SER INTELIGENTE, SE HACE POLÍTICO"
Buenas tardes mis queridos amigos, nuevamente en marcha, poniendo todo lo posible por mi parte para que el tema que os propongo os resulte entretenido y sobre todo, nos enseñe, sí, a mi también, muchas cosas que la historia aún tiene por ahí, dispuestas a ser descubiertas por las mentes curiosas y con ganas de saber.
Bueno, hoy me encanta el tema que voy a tratar, porque voy a hablaros sobre ENRIQUE JARDIEL PONCELA, un escritor del que, recuerdo perfectamente cuando era bastante joven, leí toda su obra teatral, la que cogía prestada de la biblioteca de mi ciudad. Me resultaba tan irónico, tan rebelde, tan inteligente....
Empecemos conociendo al hombre, que es mito, tomando como fuente de información un artículo que publica "HISTORIA de Iberia Vieja", una interesantísima revista que hace repaso a la historia de España, y como la historia la hacen los hombres, pues, aquí entra en juego el que hoy os presento.
Con cuatro años estudiaba en la Institución Libre de Enseñanza y con siete, ingresó en la Sociedad Francesa de Madrid. Su madre se había ocupado de hablarle del arte de la escena y su padre le solía acompañar a visitar el Museo del Padro, haciendo que ese pequeño conociese y saborease, tan tempranamente, lo que es la belleza. Fue vecino de Manuel Machado, pues vivió siendo un adolescente, junto a su familia, en la calle Churruca, en Madrid.
El éxito empieza y sigue llegando a ENRIQUE JARDIEL PONCELA, y con él su marcha a Hollywood, trabajando para la FOX, en las películas españolas que estaban triunfando por entonces en la Meca del cine. No obstante, el seguía escribiendo sus obras teatrales, siempre acompañado de una "taza de café".
Aquí nos detenemos y pasamos a comentar la importancia de las "tazas de café" en la obra de ENRIQUE JARDIEL PONCELA, aunque parezca, a simple lectura, una tontería; pues bien, nuestro mito no calculaba lo que le había costado escribir un ensayo, un libro o una obra de teatro en tiempo real, sino que lo hacía en "tazas de café", sí, así, tal como lo leeis: baste señalar que su obra AMOR SE ESCRIBE SIN HACHE, le costó 112 cafés. Curioso y genial, Enrique.
Evidentemente, este posicionamiento le llevó a conocer situaciones controvertidas y polémicas.
Entretanto, su salud se resentía, y la depresión empezó a ocupar un hueco importante en ese genio que tanto humor había derrochado. Fue diagnosticado de cáncer, falleciendo el 18 de febrero de 1952.
En su lápida puede leerse: "Si buscáis los máximos elogios, moríos".
SIEMPRE EN NUESTRO RECUERDO Y EN NUESTRO CORAZON, QUERIDO ENRIQUE
Fuentes:Historia de Iberia vieja.
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