sábado, 11 de abril de 2020

EL EXPERIMENTO MILGRAM: "OBEDECERÁS"

STANLEY MILGRAM

Stanley Milgram -Nueva York, 1933-Nueva York, 1984-, fue un psicólogo graduado por la Universidad de Yale qué trabajó sobre los llamados "experimentos del mundo pequeño", una investigación en base a la teoría de los seis grados de separación, -hipótesis que trata de probar que cualquier persona de nuestro planeta puede estar conectado a cualquier otra persona a través de una cadena de conocidos que no tiene más de cinco intermediarios-.


Amén de ambos experimentos, Stanley Milgram es alabado por el conocido EXPERIMENTO MILGRAM, que lleva su propio nombre, sobre lo que es la obediencia a la autoridad. De  tal forma que llegó a demostrar cómo una situación puede imponerse a la conciencia individual de una persona. Estos estudios han servido para demostrar el por qué de tantas y terribles atrocidades cometidas por el ser humano, como el Holocausto nazi, e incluso el genocidio de Ruanda.


Lo curioso es que Milgram, uno de los psicólogos más importantes del siglo XX, no se decantó inicialmente por el estudio de la psicología, sino por ciencias políticas en Queens College, Nueva York, donde se graduó en 1954. Sí que es cierto que posteriormente se presentó  a un postgrado en psicología social en la Universidad de Harvard, siendo rechazado al carecer de estudios de psicología lo que le llevó a realizar seis cursos de dicha materia, graduándose en 1960.
Su temprana muerte, con tan sólo 51 años, víctima de un ataque al corazón, conmocionó a la sociedad científica.



Volviendo al conocido Experimento Milgram está considerado como uno de los más importantes para la criminología, toda vez que viene a demostrar cuán frágiles son los valores humanos ante una obediencia totalmente ciega a una autoridad.


Sus resultados acreditaron el hecho de que personas normales ante una persona que le dirige una orden, esgrimiendo una cierta autoridad, son capaces de actuar con crueldad. De hecho este experimento ha sentado las bases de actos salvajes, genocidios e incluso ataques terroristas, al ser los sujetos causantes de los mismos expuestos a un nivel muy elevado de obediencia que acatan, considerándola como "autoridad", y ello sin perjuicio de que dichos actos fueran contrarios a su sistema de valores y su conciencia.



Para llevar a cabo su experimento, Milgram escogió a una serie de personas de diferentes estratos sociales, para lo cual aceptaron cobrar la suma de 4,5 dólares por hora, siendo conscientes de que iban a participar en un estudio sobre aprendizaje y castigo.


Un "supuesto" médico les indicó que debían de actuar como "profesores", de tal forma que tenían que leer un listado de palabras a un "alumno" quien debía asociar las mismas con otras; eso sí, el "alumno" debía estar en otra habitación y sin contacto visual con su "profesor". En definitiva, se podían escuchar, pero no ver.


A continuación, si el alumno se equivocaba en la respuesta que debía dar, el profesor tenía que llevar a cabo una descarga eléctrica, siempre incrementada en función del número de respuestas incorrectas. Un dato, la primera de las descargas alcanzaba un nivel de 15 voltios, la última 450.



El experimento en cuestión lo que trataba de extraer como conclusión era el nivel de castigo al que estaban dispuestos a llegar los "profesores"; es así como los "alumnos" (que, en realidad, eran actores contratados al efecto) llegados los 180 voltios de descarga, tenían que empezar a gritar, demostrando no soportar el dolor infringido. Llegados los 300 voltios, se suponía que los "profesores" se negarían a seguir con el experimento, y a los 330, ya sólo escucharían el silencio...


Más fue el mismísimo Milgram quien resultó sorprendido por los resultados de su experimento, toda vez que un 65% de los sujetos "profesores" alcanzaron a llegar a los 450 voltios,a pesar de que se les advirtiera de que sus "alumnos" podían llegar a sufrir hasta infartos. Y aunque sí que llegaban a experimentar alteraciones en su conducta, la forma en que el "médico de bata blanca" les instaba a continuar, acabó por convencer a una mayoría.



Cuando Stanley Milgram hizo públicas sus conclusiones ante la comunidad científica, ésta quedó horrorizada, no ya sólo por los evidentes resultados, sino por la forma que había utilizado para conseguirlos; lo cierto es que su investigación demostró de forma del todo contundente cómo personas que llevan a cabo una vida normal, tanto hombres como mujeres, eran capaces de cometer las peores atrocidades ante la presencia de una figura que representara para ellos una autoridad superior.


Y otro dato a tener en cuenta fue que el éxito de este experimento se basaba también en que tanto el "profesor" como el "alumno" estuvieran separados y que no tuvieran contacto alguno entre ellos, lo que contribuyó al seguimiento total de unas órdenes estrictas, aunque de terribles consecuencias.



En definitiva, y a tenor de los resultados de su experimento, Stanley Milgram llegó a una serie de conclusiones:

1.- Ante la presencia de un sujeto con autoridad suficiente, una personas obedece, en tanto su conciencia deja de funcionar en las hasta entonces situaciones normales.
2.- El contacto con la supuesta víctima debe de evitarse, pues así se obtienen mayores niveles de obediencia.
3.- Curiosamente, los sujetos más autoritarios resultan ser los más obedientes.
4.- A más cercanía con la autoridad, el nivel de obediencia es superior.
5.- Una mayor formación académica, da como resultado menor nivel de obediencia.
6.- La obediencia es superior en personas que han recibido instrucción militar.
7.- El grado de obediencia es idéntico en hombre y mujeres.
8.- El sujeto intenta justificar siempre su modo de actuar brutal.

Cuando Stanley Milgram llevó a cabo sus experimentos era la violencia política el mayor de los objetivos de todo tipo de investigación, y pocos estudios advertían sobre cómo se llegaba a producir la violencia individual; de ahí la importancia de este experimento que sentó las bases de hasta qué medida los individuos pueden dirigirse siempre que la autoridad ejerza una presión suficiente y sus resultados más contundentes, en tanto en cuanto, el castigado sea desconocido por el agresor.



La mente del ser humano ha sido y seguirá siendo siempre un gran misterio, más alcanzar a conseguir su dominio es posible, ya lo demostró Milgram.




Fuentes:
https://elcultural.com
https://psicologiaymente.com
365 días para ser más culto.


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