martes, 21 de abril de 2020

AL DJAZARÍ Y SUS AUTÓMATAS MEDIEVALES.




Si las personas que vivimos en pleno siglo XXI tuviéramos la posibilidad de hacer un viaje al pasado y conocer hasta qué punto los hombres y mujeres de ciencia eran auténticos ingenieros o matemáticos, nos quedaríamos del todo sorprendidos.
Tanto es así que se viene a subestimar las culturas que vivieron en la antigüedad, más para ello está la curiosidad del ser humano por saber el origen de tantos inventos que hoy en día se usan en lo que es la vida cotidiana.


Los llamados autómatas vienen a ser los precursores de la informática y lo que es la robótica actual.
Nada mejor que recordar que la palabra "robot" es un termino que proviene del vocablo checo "robota", que significa servidumbre o trabajo esclavizador.
Dicha palabra fue utilizada por vez primera por el dramaturgo checoslovaco Karel Capek, en 1920, en su famosa obra de teatro Rossum´s Universal Robots (RUR).



El artículo de hoy centrará nuestra atención en los autómatas de Al Djazarí o Al Jazarí.
No obstante, se tiene la certeza de que en tiempos del Antiguo Egipto a algunas estatuas de dioses, y con la finalidad de intimidar al pueblo, se les dotaba de mecanismos para que desprendieran fuego por los ojos e incluso emitieran sonidos, a la luz del sol; evidentemente, todo ello no era más que una aplicación de las leyes de la física.


China y Japón nos ofrecen leyendas sobre diferentes artilugios automáticos que datan del año 2000 a.C.
No obstante, sería Herón de Alejandría quien nos legara el primer tratado dedicado a los autómatas, allá por el siglo I d.C., sin olvidar la más que excelsa Máquina de Antikhitera o Anticitera de la que nos ocuparemos en otra ocasión.

El mecanismo de Anticitera

Mención especial merece AL DJAZARÍ quien inventó el primer autómata musical, del que se tiene constancia.
Al Djazarí (1136-1206) fue un árabe probablemente de origen sirio o arameo y nacido en la que fue la antigua Mesopotamia, hoy Iraq.
Desarrolló su trabajo como ingeniero en el Palacio Artuklu, de la misma forma que lo hicieron su padre y su hermano.


Gracias al hecho de que durante 25 años estuvo bajo el patrocinio de la Dinastía Artuquid, percibía un salario fijo y así podía compaginar su trabajo oficial con su afición por la investigación y el desarrollo de diferentes invenciones.
Es cierto el hecho que Al Djazarí tenía un especial don en la creación y ensamblaje de todo tipo para las diferentes máquinas que creaba, a raíz de las enseñanzas recibidas de su familia; más el alumno resultó más aventajado que sus profesores, por lo que podemos afirmar que Al Djazarí fue uno de los más significativos precursores de la llamada "robótica".




Inicialmente, su trabajo se centró en el perfeccionamiento de otros inventos, como los Relojes de agua, es más la mayor parte de sus creaciones giran en torno a el elemento "agua", como fueron las conocidas como "Bombas oscilantes", una máquina de regadío, una máquina-lavabo para las manos, un autómata que ejercía labores de camarero y su espectacular obra un un complejo reloj con forma de elefante, cuyo mecanismo ponía en acción a humanos y animales mecánicos que se movían marcando el transcurrir de las horas. A día de hoy, podemos contemplarlo, no el original, por supuesto, sino una réplica, a tamaño real, que se encuentra en el gran centro comercial "Ibn Battuta", en Dubai.




Mención especial para la conocida como "Banda musical de Al Djazari", realizada con diferentes figuras que tocaban distintos instrumentos, todo ello a base de complicados engranajes, incluidos los llamados "ejes de levas" -que no se conocerían en Europa hasta el siglo XV-, y una noria de agua, de la que surgían diferentes ritmos musicales.



Esta singular banda musical ofrece la imagen de cuatro músicos a bordo de una especie de bote, en el que quedaban ocultos los diferentes mecanismos que conseguían que fuera programable, sirviéndose de clavijas, que al ponerse en acción modificaban el ritmo y los patrones de éste.




Este singular inventor dejó constancia de todas sus creaciones en un libro o cuaderno manuscrito y que obedecía al título de "El libro del conocimiento de los ingeniosos mecanismos", y del que, a día de hoy, se conservan copias manuscritas -el original data del año 1205- en los Museos de Londres, Leiden, Dublín, París, Estambul, así como en la Fundación Smithsonian.



Desde el ingenio de Al Djazarí tendrían que pasar cientos de años hasta que un nuevo autómata se hiciera popular, gracias al genio del Renacimiento Leonardo Da Vinci, al italo-español Giovanni Torriani, a la sazón relojero de la corte de Carlos I, concluyendo con la perfección conseguida con la obra de Pierre Jaquet-Droz y su conocida obra La Pianista o los Karakuri japoneses.

La pianista

Karakuri japoneses

Os emplazo para un nuevo artículo en este sentido, si bien, ya publiqué hace un tiempo uno dedicado a los autómatas de Pierre Jaquet-Droz (buscadlo, que quien busca, encuentra...y de paso, le echáis un vistazo al blog...).

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Fuentes: 
https://www.planetaincognito.es
Wikipedia.
https://blogs.20minutos.es


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