lunes, 4 de marzo de 2019

MARTIN JOHNSON HEADE.- LA CONTEMPLACIÓN DEL PAISAJE.


Martin Jonhson Heade

Buen día, estimados lectores, retomamos para este artículo el siempre delicioso mundo de la pintura, y en el mismo la vida y obra de muchos de los que hicieron que nuestra emoción se conmoviera ante variadas obras de arte, y es así como para título de esta entrada el protagonista es un pintor norteamericano MARTIN JOHNSON HEADE, nacido en Lumberville (Pennsylvania), en 1819 y fallecido en 1904.



Si bien en sus comienzos se dedicó al retrato, fue convirtiéndose con el paso del tiempo en un más que excelente paisajista, estando considerado como uno de sus mejores representantes, así como del llamado luminismo americano.
Sus paisajes, bien rurales o marítimos, se centran en ambientes de la zona de Nueva Inglaterra.




Y precisamente sus obras, más que retratos de esa naturaleza, son todo un estudio de la misma, por su delicada minuciosidad, y por el ambiente romántico que predomina en las diferentes composiciones.


Sus años de infancia nos lo sitúan en la que fuera su granja familiar y sus estudios de arte los realizó con la ayuda de Thomas y Edward Hicks, más sus excelentes dotes para la pintura le llevaron a trasladarse a Europa y ampliar sus conocimientos.
Después de pasar dos años en Inglaterra, en 1840, decidió marchar a Roma, para a continuación regresar a los EE.UU., estableciéndose en Nueva York, concretamente, en Brooklyn. En 1847 marchó a Filadelfia y un año después regresó a Roma y París. Su espíritu viajero le llevó a ciudades como Saint Louise, Chicago, Trenton y Providence.



Fue a partir de su estancia en 1859, en Nueva York, en un estudio situado en un edificio en el que varios de los inquilinos eran pintores, cuando Heade manifestó un cambio en su pintura, sobre todo, a raíz de su encuentro con Frederick Church, a la sazón paisajista, toda vez que sus propias obras tornaron a dar una especial importancia a los aspectos lumínicos, creando efectos realmente maravillosos.
A pesar de que expuso en varias ocasiones en la National Academy of Design, no llegó a ser miembro de la misma, ni tampoco participó de forma activa en lo que era el mundo artístico neoyorkino.



Animado por su amigo Church, entre los años 1860 y 1870 hizo varios viajes a Latinoamérica, concretamente, a Brasil, 1863-64, a Nicaragua, 1866, y a Colombia, Panamá y Jamaica, 1870.
Por tanto, es consecuencia de este recorrido el hecho de que sus paisajes tuvieran como protagonistas escenarios tropicales, amén de que dedicara gran parte de su tiempo a la observación de diferentes tipos de colibríes y flores para, posteriormente, llevarlos a su pintura. De la combinación de pájaros exóticos y paisajes salieron originales naturalezas muertas de orquídeas y colibríes, que son consideradas como la parte más singular de lo que es la totalidad de su obra.





En 1883, a la edad de sesenta y cuatro años, y tras una dilatada vida profesional, se casó y se trasladó a vivir a Saint Agustine, donde continuó pintando sus más que deliciosos paisajes.
Curiosamente, falleció años después sin que el reconocimiento que tuvo en vida, le continuara tras su muerte.



No cabe la menor duda de que el mejor legado de una persona es no sólo su recuerdo, sino su trabajo, y en este caso, la obra de Martin Johnson Heade superó más de ciento cincuenta obras.
Por tanto, aquí que podemos permitirnos disfrutar de unas pocas.





Fuentes: www.mcnbiografias.com
www.museothyssen.org.


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