domingo, 10 de marzo de 2019

EL JARDÍN DE LAS HESPÉRIDES




Son tantas las historias, leyendas que nos vienen a narrar hechos y aventuras de personajes mitológicos que no me resisto a incluir de vez en cuando algún artículo dedicado a esta temática: LA MITOLOGÍA.
Así que hoy nos rendimos ante lo que se vino en llamar EL JARDÍN DE LAS HESPÉRIDES.

Representación en un ánfora

La diosa Hera, en la mitología griega, era propietaria de un bellísimo jardín, en un lugar lejano de occidente, más allá de las montañas de Arcadia o tal vez en la cordillera de Atlas de Marruecos. La particularidad de este hermoso jardín era que en el mismo se encontraba un árbol cuyo fruto, a la sazón, manzanas de oro, proporcionaba la inmortalidad: ese jardín era el llamado EL JARDÍN DE LAS HESPÉRIDES.


Obra de Frederic Leighton

Las guardianas de esta singular espacio eran las Hespérides, hijas de Atlas y Hesperis, a las que también se las conocía como las Atlántides. Sus nombres eran Hesperetusta Egle y Eritia y tenían como misión el custodiar las manzanas de oro, gracias a las que según la mitología provenían las brillantes y deliciosas puestas de sol. Para los griegos la manzana era un símbolo de amor.


El árbol había sido un regalo de bodas por Gea, la Tierra, para Hera, al que llegó a tener en gran aprecio, hasta el punto que desconfiando de que las Hespérides llevaran a cabo bien su misión, mandó para custodiarlo a un dragón, Ladón, provisto de cien cabezas y cuya cola la enroscaba en el tronco del árbol, amén de que jamás dormía.
Bien cierto es que las cuatro jóvenes Hespérides eran muy dadas a disfrutar de su propio paraíso y a las que se comparaba con las sirenas, pues llegaban a atraer a los hombres con sus canciones y éstos enloquecían.


Precisamente, la conocida como "manzana de la discordia", que dio origen a la guerra de Troya, fue robada de este jardín, por Eris, diosa de la lucha y la discordia.
Sobre Eris nos cuenta la leyenda que fue la única diosa que no fue invitada a la boda de Peleo (nieto de Zeus) y Tetis (ninfa del mar), padres de Aquiles. En mitad de la ceremonia, Eris se personó y lanzó ante todos los presentes la manzana en la que figuraba una inscripción: "para la más bella". Es así como Hera, Atenea y Afrodita empezaron a discutir entre ellas lo que obligó a Zeus a intervenir convenciendo a Hermes a fin de que le comunicara a Paris que él debía de ser el encargado de decidir a quién correspondía la manzana. 

Hércules en el
Jardín de las Hespérides

Más ninguna de las tres diosas estaba dispuesta a renunciar a ser "la más bella", y es así como Hera ofreció a París reinar entre todos los hombres; Atenea, la siempre feliz victoria en todas las batallas; más fue Afrodita la que le ofreció a París, la mujer más bella por entonces conocida: Helena de Troya.

Paris y la manzana de la discordia

Es así como comenzó el conflicto de la guerra de Troya, por el hecho de que París escogió a Afrodita.


Más no es ésta la única historia en la que las Hespérides y su famoso jardín se ven implicados, pues en otra leyenda fue a Heracles (Hércules) a quien se le encomendó robar las controvertidas manzanas como parte de uno de los trabajos impuestos por Eristeo.

Hércules matando al dragón

Mucho tiempo invirtió Heracles en encontrar el preciado Jardín, más para hacerse con las manzanas tuvo que convencer a Atlas de que fuera éste quien robara las mismas, en tanto Heracles le sostenía la bóveda celeste. Atlas aceptó el trato, más llegado el momento de estar en posesión de las manzanas, intentó presionar a Heracles para llevarlas él mismo ante Eristeo, con la finalidad de no regresar nunca más. Heracles o Hércules consciente de que intentaba engañarle, fingió aceptar el trato, y le pidió ayuda para que colocara bien los cielos sobre su espalda, ocasión que le sirvió para hacerse con las manzanas y huir, dejando al titán con su pesada y eterna carga.

Atlas

Con el tiempo, las manzanas volvieron a su lugar de origen, El Jardín de las Hespérides gracias a la intervención de Atenea.


El significado de esta curiosa fábula viene a hacernos considerar el hecho de que las Hespérides son las horas de la tarde, el jardín el firmamento y las manzanas de oro, las estrellas. El dragón no es otro que el horizonte que corta el ecuador en ángulos oblicuos y Heracles el sol, o sea, que cuando aparece Heracles roba las estrellas y llega el tan ansiado día.



La mitología y todo lo concerniente a sus leyendas e historia es un tema recurrente en lo que es la literatura, en la pintura y escultura, todos nos hemos sentido siempre atraídos por esos dioses, héroes, ninfas, ... que habitaban lugares tan espectaculares y que protagonizaban hazañas prodigiosas... y todo ello porque el afán del ser humano ha estado y está mucho más allá de donde se dice "habitan las estrellas".

Manzanas doradas


Fuentes: Wikipedia.
www.sobreleyendas.com
www.sobregrecia.com

2 comentarios: