sábado, 30 de enero de 2021
PALOMA NAVARES.- UNA LECTURA "APARENTEMENTE" POÉTICA DE LA REALIDAD.
Catalogar a PALOMA NAVARES como artista multidisciplinar es quedarnos muy cortos en la que podría ser su inicial consideración como tal, por la sencilla razón de que esta extraordinaria mujer es, sin lugar a dudas, la pionera dentro de este mundo del arte, cuyo lenguaje plástico se configura en torno a las nuevas tecnologías, haciendo un encaje perfecto de lo que es el empleo de la luz, el espacio y las más variadas técnicas.
Las que son sus instalaciones multimedia vienen a apostar por una combinación exquisita de la escultura, la fotografía, el video y el audio, siendo su temática recurrente la condición femenina, el paso del tiempo, la imagen ideal del hombre y el hecho de acercarnos hacia la concepción de la belleza corporal, e incluso, el envejecimiento.
Es sin duda la inquietud personal la que ha llevado y lleva a Paloma Navares a iniciarse en el mundo del arte de la mano de su padre, a quien acompañaba en sus paseos por el Museo del Prado. Ello implica unos comienzos en los que se decanta por la pintura, más sería a partir de 1981 a 1999 cuando descubre la danza, la performance y el empleo de cuerpo humano como medio para la expresión de sus trabajos.
Nacida en Burgos (España), en 1947, su camino por el mundo del arte ha sufrido una grave interrupción, a consecuencia de una enfermedad en sus ojos, reincidente, y que la llevará a tomar diferentes giros en su trayectoria.
Su trabajo aborda diferentes niveles del concepto del ser humano, el sueño, la memoria, los recuerdos, las emociones, los miedos, las dudas, la enfermedad mental... todo ello queda fraccionado y recompuesto en imágenes, formas que obligan a la sociedad a mirar cara a cara, obligándola a asumir riesgos, y remover conciencias.
Paloma Navares nos propone un viaje permanente por el que es el universo humano, llegando a explorar todos y cada uno de los comportamientos y cánones establecidos, principalmente en la mujer, huyendo de todo aquello que viene a suponer la distorsión de una sociedad que nos disgusta y que nos empuja en una lucha permanente a la huida hacia ninguna parte.
viernes, 29 de enero de 2021
COSIMO TURA.- LA ESCUELA DE FERRARA.
La llamada Escuela de Ferrara o también Taller de Ferrara debe su nombre a Roberto Longhi, excepcional estudioso de la pintura italiana de los siglos XIV al XIX; la Escuela de Ferrara tiene su origen en torno a la denominada casa d´Este, que apoyaba el desarrollo y difusión de las artes.
Entre los pintores ferrareses de la segunda mitad del siglo XV destaca la figura de COSIMO TURA, quien logró conseguir un estilo propio, totalmente diferente del que se desarrollaba en otros centros artísticos italianos.
COSIMO TURA nació en Ferrara y estudió bajo la supervisión de Francesco Squarcione de Padua; asimismo, entre sus alumnos destacan Francesco del Cossa y Francesco Bianchi.
Su obra artística se mantuvo bajo el patrocinio de la familia d´Este de Ferrara, desde el duque Bosco d´Este hasta su sucesor Ercole I d´Este, llegando a desarrollar un estilo propio, en base a las influencias de diferentes estilos, de la Toscana, de la Lombardía, de Bolonia y de Venecia.
La musa Terpsícore
Cosimo Tura no solo destacó como pintor sino también a razón de sus labores de escenógrafo en fiestas y torneos, a la vez que dibujó cartones para tapices; asimismo, trabajó la decoración de habitaciones y estudios, conocida es su aportación a la biblioteca de Giovanni Pico della Mirandola.
El Palacio Schifanoia de Ferrara nos ofrece frescos realizados por este gran artista. Esta finca que aparentemente desde el exterior no llama la atención, perteneció a la familia d´Este y en ella tanto Cosimo Tura como Francesco della Cossa realizaron una serie alegórica sobre los meses del año y los signos zodiacales, destacando un conjunto de retratos contemporáneos de músicos, trabajadores y carrozas de carnaval, todo ello enmarcado en un idílico escenario.
Anunciación
Otras de sus grandes obras es la pintura que adorna las puertas del órgano de la catedral, en las que vemos representada la Anunciación; si bien una de sus obras más deliciosas es la figura alegórica de Calíope, colaboración que llevó a cabo para un studiolo de Leonello d´Este y que consistía en una serie de "musas". Esta delicia podemos hoy en día disfrutarla en la National Gallery.
La pintura de Cosimo Tura puede definirse por lo que de fastuosidad abunda en sus decoraciones, para lo cual se sirve de una paleta magistral, que ofrece un aspecto escultórico; es el suyo un realismo mágico conseguido a base de colores fantásticos, paisajes del todo imaginarios y una especial minuciosidad por los pequeños detalles que nunca escapan a los ojos del espectador.
En Cosimo Tura se funden dos cualidades como son la complejidad en la composición y la expresividad en el resultado de su trabajo.
Una de sus obras que más fascinación produce es el conocido Políptico Roverella, ejecutada en plena madurez artística; se trata de un retablo que originalmente tenía como destino el altar de la capilla Roverella, por encargo de la esta familia, en la Iglesia de San Jorge Extramuros en Ferrara. Fue en dicho lugar donde permaneció hasta 1709, toda vez que posteriormente fue desmantelado y sus diferentes piezas dispersadas en colecciones privadas o museos. Su belleza es inigualable.
San Juan Evangelista en PatmosNo obstante, y sin perjuicio de la belleza que emana de toda su obra, el estilo de Cosimo Tura es muy complejo, en gran medida gracias a su conseguida expresividad.
Cosimo Tura falleció en abril de 1495 y en la crónica de Ferrara de ese mismo año se puede leer lo siguiente: "En el mes de abril de murió el Noble y Excelente señor Cosimo Tura muy excelente pintor que fue enterrado en San Lorenzo en una tumba colocada cerca de la entrada del Campanile de esa Iglesia".
Cosimo Tura un pintor de excelencia.
La princesaWikipedia.
https://www.virtualuffizzi.com
https://www.aparences.net/es
domingo, 24 de enero de 2021
LA LEYENDA DEL REY MONJE.
Qué sería de la historia real sin la existencia de leyendas, aspectos que hacen aún más interesantes y atractivos hechos que nos han llamado poderosamente la atención, y cuya narración ha ido pasando de generación en generación.
Este es el caso de una leyenda o quizá tenga más de historia real, si bien el hecho cierto es que existen más que certeras referencias a los acontecimientos que a continuación podréis leer.
Esta singular historia gira en torno al rey aragonés Ramiro II el Monje, quien debe su sobrenombre al hecho de que su padre, Sancho Ramírez, siendo aún un niño, decidió que se dedicaría a la vida monástica para lo cual ingresó en una orden en la Abadía de Languedoc.
Ramiro fue el tercero y último de los hijos de Sancho Ramírez y de Felicia de Roucy.
Su regreso a España coincidió con su nombramiento como abad de Sahagún y obispo de Burgos, Pamplona y Roda, si bien también participaba de la política junto a su hermano, Alfonso I; y fue la prematura muerte de éste la que le llevó al trono de Aragón, aunque no fue aceptado por la gran mayoría de la nobleza aragonesa, así como por parte de los reyes de Navarra y Castilla.
Cuenta la leyenda que Ramiro II se encontró con una corte en la que abundaban las intrigas y que pese a su buena disposición en el sentido de acceder a favores a nobles y caballeros, éstos se dedicaban a maltratar y robar a sus súbditos. Ello llevó a Ramiro I a pedir consejo a Fray Frotardo -quien fuera su preceptor en la abadía del Languedoc-.
El abad en cuestión leyó la misiva que recibió de manos de un mensajero, y le pidió a éste que le acompañara a un huerto en el que abundaban las coles y después de empuñar un cuchillo talló una a una las colas más grandes, hecho que pidió relatara al rey.
José Casado del Alisal
Museo del Prado
Cuando Ramiro II recibió el mensaje lo entendió rápidamente; la huerta era su reino, y las coles más grandes justo los nobles y aristócratas que le atacaban, conspiraban contra él, y por ende, debían de desaparecer. Fue así como convocó a todos ellos para la celebración de unas cortes que tendrían lugar en Huesca, con la finalidad de poner en su conocimiento su deseo de que quería construir una campana que se escuchase en todo su territorio.
Las cabezas de los nobles decapitados fueron colgadas en semicírculo de forma que formaban una campana, más después Ramiro II hizo pasar al obispo de Ordás de Zaragoza, al que pidió su opinión sobre si le parecía que la "campana" estaba completa.
Evidentemente, el obispo se temía lo peor y estaba en lo cierto, pues Ramiro II no dudó en afirmar que le faltaba el badajo, y para ejercer dicha función estaba destinada la cabeza del obispo, como así fue.
Una vez completado su "trabajo" Ramiro II hizo pasar al resto de la nobleza convocada para que pudieran ser testigos de la campana que repicaría siempre para su gloria.
Pese al hecho de que esta leyenda tiene mucho de eso, precisamente, son variados los historiadores que han considerado que la misma tiene suficiente base, en función de textos que hablan sobre la existencia de un hecho violento ocurrido durante el reinado de Ramiro II, y que fue recogido en la Crónica de San Juan de la Peña, dos siglos más tarde.
Es así que el relato de estos hechos sirvieron posteriormente de inspiración para diferentes obras literarias, como "La campana de Aragón" de Lope de Vega o la novela "La Campana de Huesca", de Cánovas del Castillo, a la que debemos el famoso dicho "más sonado que la Campana de Huesca", haciendo clara relación con un suceso que fue muy conocido en su momento.
La pintura también recogió esta historia/leyenda por parte del pintor José Casado del Alisal, quien en su obra La Leyenda del rey monje, datada en 1881, nos ofrece un espectáculo dantesco de lo supuestamente sucedido (por cierto, las cabezas que aparecen pintadas en el cuadro fueron reales, ya que se correspondían con las de mendigos que el propio pintor pudo recoger de una morgue de la ciudad de Roma, en la realizó su trabajo).
A día de hoy, en el Palacio de los Reyes de Aragón, sede del Museo de Huesca, se encuentra una estancia justamente bajo el Salón del trono, y que se conoce como Sala de la Campana, como recuerdo a tan cruento acontecimiento, que tuvo lugar allá por el siglo XII, entre los años 1134 a 1137 (durante el corto reinado de Ramiro II, el rey monje).
Sala de la Campana
Historia. Edición especial.
National Geographic. Grandes Enigmas.
https//www.abc.es/cultura.