jueves, 14 de enero de 2021

PÁVEL FILONOV.- LA ATRACCIÓN DE UN PINTOR MALDITO.




Sin lugar a dudas, el "malditismo" cuando afecta a una persona que realiza una actividad artística, como es el caso del pintor que hoy ocupa este espacio, resulta, en gran medida, fascinante para quien descubre, por vez primera su obra.

Entre los más destacados artistas de las conocidas como "vanguardias rusas", Pável Filonov ha sido, y aún lo es, principalmente en occidente un gran desconocido.



El Museo Ruso de Málaga, en una exposición temporal, inaugurada en agosto de 2015, nos ofreció la posibilidad de conocer, por vez primera en España, un total de 66 obras de este gran maestro.




Curiosamente, en su propio país, y durante cinco décadas estuvo terminantemente prohibida la exposición de sus obras, que fue posible en 1988. En febrero de 1990, el Centro Pompidou inauguró una exposición de Pável Filonov, seguida de otra en el Kunsthalle de Düsseldorf.




Más antes de continuar con lo que ha sido el legado de Pável Filonov retrocedamos a los inicios de este pintor ruso nacido en Moscú, en 1883, y que con catorce años se trasladó a San Petersburgo, donde tomó clases de arte. En 1908 fue admitido en la Academia de Bellas Artes, de la que fue expulsado en 1910.

 




Filonov participaba de la idea de una explicación teórica y racional del arte. Es así que en 1912 publicó un artículo bajo el nombre "El Canon y la ley", en el que sentaba las bases de lo que consideraba los principios del arte analítico, por vez primera. Fue gracias a la capacidad como comunicador de Filonov, a la vez que su conocimiento de la historia del arte, que sus teorías se extendieron entre la comunidad artística, y sus conferencias atraían a todo tipo de públicos.




Dos años más tarde Filonov publicó un manifiesto de la pintura analítica, en el que planteaba la ruptura con el mundo visible y llevarlo a elementos individuales para después sintetizarlos en imágenes complejas que guardaban un significado simbólico; en definitivas cuentas, hacer de lo invisible, visible.




Pável Filonov trataba la esencia de la vida, la historia, los problemas de nuestra sociedad como un ciudadano responsable. Es así como cada una de sus obras nos da su visión del mundo y de lo que ocurría en él. Es por ello que su principal característica como artista es su intensidad, ya que tanto su vida como su obra son una, indisolubles.




En 1916 su actividad política le lleva a combatir durante la I Guerra Mundial en el frente rumano, y un año después sería miembro activo de la Revolución de Octubre con la que los bolcheviques llegaron al poder.

Más el mismo régimen que él defendió sería el que prohibiría la exhibición de su obra, al considerarla alejada de lo que significaba el realismo socialista. Hombre de firmes principios, Filonov no vendió ni un solo cuadro a lo largo de su vida, ni siquiera a colecciones privadas; con ello pretendía que todo su trabajo, en su momento, fuera donado al Estado con la finalidad de que viera la luz en la sociedad que él había imaginado.





Con independencia de su actividad como pintor, también ejerció como docente, dando clases en SvoMas (campos de trabajo), entre 1918 y 1920, poniéndose al frente del departamento ideológico de la Academia de Petrogrado, en 1923 y fundó el grupo MAI (Maestros del Arte Analítico), en 1925.




El hecho de que fuera ninguneado por el régimen soviético marcó profundamente su vida, arruinado, viviendo en la miseria, Filonov murió en la indigencia, de hambre, el 3 de diciembre de 1941.

Y fue su hermana Yevdokía Glébova la que 36 años después de su fallecimiento donó más de 300 trabajos al Museo Estatal Ruso de San Petersburgo.






En definitiva, cuando el arte es ARTE siempre sale a la luz y perdura.




Fuentes:
https://www.diariosuur.es/culturas.
https://www.epdip.com
Wikipedia.


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