Buen día, amigos, lo que para muchos es una experiencia maravillosa y gratificante para otros llega a convertirse en una auténtica cárcel y en un continuo vagar hacia un infierno cada vez mas cercano y doloroso: una historia de amor y pasión desgarradora.
La historia de la que hoy vamos a ser partícipes, en cuanto a su contenido y a saber de sus consecuencias para sus protagonistas tiene dos grandes poetas como "víctimas" de esa experiencia: los dos son considerados quizás como los mas decisivos y notables poetas del siglo XIX francés, y en consonancia, de Europa y América: ARTHUR RIMBAUD Y PAUL VERLAINE.
Arthur Rimbaud
Tanto uno como otro tuvieron la extraña habilidad de hacer de sus vidas una auténtica pesadilla. Bien juntos, bien por separado, sus personalidades eran, a la vez que alocados, geniales, y por ello han quedado clasificados como "poetas malditos".
Quizá fue Rimbaud, uno de los poetas de los padres de la poesía moderna, un revolucionario, mejor, un rebelde, tanto en su vida personal como en su faceta como escritor. El mito del adolescente moderno, rebelde, insatisfecho, y, por supuesto, narcisista, queda perfectamente representado por la personalidad de este joven, Arthur Rimbaud. Siendo apenas un adolescente conoció el horror y la esplendidez mental; un joven de aspecto mas bien frágil, de pelo rubio, revuelto, con unos ojos azules increiblemente penetrantes, y que llegó a participar de una moral mas que depravada, que le llevó al abismo.
Fue un niño que no pasaba desarpercibido; alumno ejemplar y brillante que ganaba todos los premios escolares, mas pese a ese don, todos sus profesores coincidieron en algo: "Es muy inteligente, pero acabará mal". Era sencillamente inquietante.
Había nacido en Charleville en 1854, siendo sus padres un oficial de infantería y una campesina. El primero abandonó a su esposa con sus cuatro hijos, y jamás volvieron a saber de su persona.
Mas el estigma mental de Rimbaud procedía de la familia de su madre, pues sus dos tios había acabado trastornados, igual que su madre. Esta era una mujer fría e incapaz de expresar sus sentimientos hacia sus hijos. Educado dentro de un ambiente duro y carente de calidez afectiva, Rimbaud que era un joven verdaderamente hermoso, rubio, y de deliciosos ojos azules, como un ángel, en el fondo, llegó a convertirse en un auténtico demonio.
Paul Verlaine
Paul Verlaine fue, en gran medida, el discípulo de Baudelaire, fundamentalmente, desde que publicara sus "Poemas saturnianos". Era un hombre bohemio, inconformista, contradictorio, incluso en sus deseos, y con un cierto aire de fauno. Todo ello le llevó a conocer tempranamente el camino del alcohol, principalmente, a través de la absenta. Mas pese a sus circunstancias personales, Paul Verlaine llegó a contraer matrimonio en 1870, con una mujer, de familia burguesa y adinerada, Mathilde Mauté.
Unos meses después de contraer matrimonio Paul recibe una carta de un joven poeta, que dice ser admirador suyo y que desea conocerle. Para ello, le envía una serie de poemas, por los que Verlaine se siente atraído; el joven en cuestión no es otro que Arthur Rimbaud, que en ese momento tiene tan solo 17 años.
Paul no lo duda un instante y le contesta al joven admirador, invitándole a visitar Paris y su propia casa.
Nos encontramos en agosto de 1871, y Rimbaud se alojará, inicialmente, en casa de Verlaine, mas ni la esposa, ni el resto de la familia pueden soportar la presencia de tan arrogante criatura: un chico que blasfema y fuma sin parar, son continuas sus trifulcas y llegando a insinuarse sexualmente. Ante esta situación, la ambigüedad sexual que siempre había caracterizado a Verlaine salta a la vista y ambos se deciden por abandonar la casa de este último; es así como Rimbaud abandona su pueblo y su madre, y Verlaine, a una mujer embarazada, pero que no aguanta. Es a partir de entonces cuando el diablo de la pasión mas desenfrenada y dolorosa empieza a hacer mella en ambas almas atormentadas, que lo serán para siempre.
Tras unos meses de bohemia parisina, -caracterizada por el abuso del sexo, el alcohol, las drogas y las peleas- cada uno regresa a su hogar. Mas poco tiempo después, Rimbaud reclama de nuevo la presencia de Verlaine y este vuelve a su vida. De esta forma marchan a vivir a Londres, en donde llegan a protagonizar su etapa mas tumultuosa: el gozo y la tortura, una vida verdaderamente salvaje en todos los sentidos, el resultado de la suma de dos espíritus magníficos e insumisos, y del todo irreverentes.
Es por esta época cuando se torna la relación enferma y sadomasoquista. Rimbaud, ese demonio de deliciosos ojos azules, torturaba a Verlaine de las mas diversas formas, le insultaba, y llegó al límite un día, en el que en un café, Arthur pidió a Paul que pusiera las manos sobre la mesa para un experimento, y cuando este último así lo hizo, Rimbaud sacó una navaja y le acuchilló repetidamente. Mas después de causarle este dolor, no solo físico, sino psíquico, Rimbaud se mostraba tierno con Paul y le arrastraba al arrebato mas sexual y depravado.
Chico malo, condición que atraía de forma sorprendente a Paul, frente a la presencia de la esposa de éste. Arthur le pegaba y un día llegó hasta quemarle el pelo. Esa borágine de horror, en la que Paul Verlaine vivía junto a la que era su esposa le llevó un día a coger a su bebé de tres meses, y a estrellarlo contra la pared, afortunadamente, el pequeño se salvó gracias a que estaba muy arropado; mas su siguiente paso lo fue contra su esposa, a la que intentó estrangular.
Y lo mas increíble de toda esta situación es que tanto Paul Verlaine como Arthur Rimbaud continúaban escribiendo poesía, bellísimos versos.
Quizás fuera Paul Verlaine la verdadera víctima de la relación entre ambos poetas, pues Arthur parecía disfrutar con las situaciones que solo él provocaba. Hasta tal extremo llegó la situación que ambos poetas huyeron a Bélgica, con tan solo lo puesto. Matilde y su suegra les siguieron, mas todos los esfuerzos por parte de ambas para que Paul regresara con su familia fueron inútiles. Paul pertenecía solo y únicamente a Arthur Rimbaud.
Arthur
Paul y Arthur
La vida en común de ambos era un continuo maltrato, idas y venidas, dolor y locura. En el verano de 1873, ambos convivían en Londres, mas después de otra de sus crisis de violencia, Paul Verlaine se marchó camino de su casa. Pero Rimbaud no le dejaba, por la sencilla razón de que el que, en puridad, estaba dominado por el horror y el deseo era él, Arthur, y ese horror tan íntimo lo volcaba hacia quien mas quería y deseaba: Paul Verlaine.
Esta vez Verlaine no hizo caso a la petición ya tan reiterada por Arthur de que volviera con él, y se instaló en Bruselas, insistiendo en que la única solución para acabar con ese infierno personal era el suicidio. El día 8 de julio Verlaine telegrafió a Rimbaud para que viniera a Bruselas, pues quería despedirse de él, mas en cuanto se vieron la pasión, ese veneno que ambos tenían en común en sus venas y en su mente volvió, y Verlaine le pidió a Rimbaud que se quedara con él, a lo que este último se negó.
Dias que se alargaban en un infierno absoluto para ambas almas atormentadas, incluso llegó el día en que Verlaine disparó tres tiros contra Rimbaud, mas solo resultó herido; el hecho se volvió a repetir, por segunda vez, y Verlaine fue detenido y Rimbaud en el hospital. El escándalo de la vida personal que destrozaba a ambos poetas era ya del dominio público.
Verlaine fue condenado, el 8 de agosto de 1873 a dos años de trabajos forzados, que cumplió integramente, por ser homosexual; es mas, fue sometido a un análisis por parte de médicos, por el que se le diagnosticaron signos de sodomía, activa y pasiva. Por lo que respecta a Rimbaud, fue expulsado de Belgica, pues, por entonces, la homosexualidad no estaba aceptada por la sociedad.
Con el tiempo, Paul y Arthur solo se volvieron a ver una vez, en 1875, en Alemania, justo cuando el primero salió de la cárcel. El resultado del encuentro fue que ambos terminaron con una borrachera descomunal, amen de, como era habitual, a base de feroces golpes y puñetazos. Verlaine consiguió recuperarse durante un tiempo hasta 1882; había caído, de nuevo en el alcohol. Era un destrozo de hombre: enfermo, sifilítico, borracho, los últimos años de su vida los pasó entrando y saliendo de hospitales hasta que en la madrugada de 1896, con tan solo cincuenta y dos años, falleció completamente solo.
Paul Verlaine
Por lo que respecta a Arthur Rimbaud, aunque también fue víctima de la sífilis, la vida pareció darle una nueva oportunidad, pues se decidió por viajar, quiso conocer paises, distintas formas de vida. De esta forma recorrió Chipre, Somalia, Etiopía; se volvió abstemio, bebiendo exclusivamente agua, y apenas comía. Mas en 1891, un tumor se le desarrolló de forma rapidísima en la rodilla, y tuvo que regresar a París, pues creyendo que tan solo se trataba de reuma, tuvieron que amputarle la pierna; mas ya era demasiado tarde, y el dolor y el sufrimiento hicieron mella en su persona y en su ánimo. Murió el 10 de noviembre de 1891, a los 37 años y su amante, Paul Verlaine no acudió a su entierro.
No obstante, en sus respectivos últimos momentos ambos fueron conscientes de que la VIDA, aquélla a la que tanto maltrataron, les pasó una triste factura. En el fondo, y no tan en el fondo, la VIDA da a cada cual lo que es capaz de soportar, y tanto uno como otro, conocieron el INFIERNO vital mas desgarrador.
BUEN DIA A TODOS
Perfecta exposición de la vida de dos grandes poetas. Qué pena de vidas destrozadas y dañadas para los restos. Genios que dieron mucho a la literatura pero grandes perdedores en sus vivencias marcadas por los excesos...
ResponderEliminarGracias, cómo siempre, das la talla...