sábado, 29 de marzo de 2014

HENRI DE TOULOUSE-LAUTREC: El hombre que amaba a las mujeres



Autorretrato

Buen día a todos, no podíamos contar entre nosotros con caballero mas amante de las mujeres, si podemos definirlo de alguna manera; un hombre cuya vida estuvo marcada por su deformidad física, y, sobre todo, por la adoración que sentía por la figura de la MUJER. Esta es la protagonista fundamental de su obra, y si os parece, haremos un recorrido por la vida y la obra de este pequeño gran hombre.

La toilette

HENRI DE TOULOUSE-LAUTREC nace el 24 de noviembre de 1864, en el Hôtel du Bosc, en Albi, siendo el primer hijo del conde Alphonse de Toulouse-Lautrec-Monfa y de su esposa, la condesa Adèle-Zoe-Marie-Marquette Tapié de Celeyran, siendo sus padres primos hermanos. Esta relación consanguínea entre los padres era habitual en la época, pues muchos matrimonios se celebraban entre familiares para ello evitar los roces y disputas con el patrimonio familiar; pero esto también traía sus consecuencias, que se reflejaba en los hijos de tales uniones matrimoniales: abortos, criaturas anormales y deformes, etc. Este fue el caso de Henri, provisto de unas piernas deformes y un rostro con unos rasgos un tanto grotescos: labios gruesos, y barbilla hundida que ocultó siempre con su barba rala.
Su hermano pequeño, nacido cuatro años después, murió con apenas un año, por lo que HENRI se crió como hijo único y exclusivamente con su madre, pues sus padres se separaron.

Foto de Toulouse-Lautrec

Un accidente ocurrido a los 13 años, y otro posterior, a los 14, dejaron de manifiesto algo que su familia siempre se negó a aceptar: Henri sufría una enfermedad hereditaria de los huesos (picnodisostosis), cuyos síntomas empezaron a los 10 años. De esta forma su constitución fue siempre débil y delicada. Por muchos remedios, médicos y naturales que conoció, sus piernas nunca crecieron, y su estatura rondaba 1,50 metros.
Eso sí, algo positivo sacó nuestro protagonista de hoy de las largas estancias que pasó en todo tipo de sanatorios, el tiempo libre lo ocupaba en dibujar, dibujaba todo lo que veía, tanto seres humanos como animales. Estos dibujos infantiles ya nos hacen ver una idea de su futuro talento.

Dos mujeres besándose en la cama

Eso sí, con tan sólo 17 años, y habiendo aprobado con gran esfuerzo sus exámenes de bachillerato, Henri sabía exactamente lo que quería ser: pintor, vocación que fue aceptada por la familia, lo que no lo fue fueron tan bien aceptados fueron los temas que trataba en sus obras.
Gracias a la ayuda de su tio Charles y a varios pintores amigos marchó a vivir a París, en 1881. En la ciudad de la luz fue alumno de Leon Bonnat, retratista de moda a la sazón por entonces, pasando después a trabajar en el taller de Fernand Cormon, donde se hizo amigo de Vincent Van Gogh.

Le Moulin Rouge, escenario de las "andanzas"de 
Toulouse-Lautrec

Fue en Paris, en el barrio de Montmartre, famoso por ser reducto de artistas de toda índole, donde conoció también a Degas, y juntos frecuentaban los locales de diversión mas famosos, entre ellos, éste que véis, en la foto superior.
Su obra estuvo marcada fundamentalmente con el mundo que rodeaba a los bajos fondos de Paris, las bailarinas, prostitutas, actores, y es remitente la profusión de esta temática en su obra.

Revisión médica de prostitutas

El beso

Muy al contrario que el resto de sus compañeros impresionistas, Henri Toulouse-Lautrec no gustaba de retratar los paisajes, ni la naturaleza, sino que prefirió siempre los espacios cerrados, en los que luz, del todo artificial conseguía un efecto óptico especial sobre las figuras, permitiéndole todo tipo de juegos de colores y formas, muy particulares. En sus obras podemos observar como los actores protagonistas son especialmente gesticulantes, y como se detiene en ridiculizar a la burguesía que tanto abarrotaba dichos espacios y que luego criticaban en público.


Retrato de mujer con kimono

Dada su presencia habitual en los cabarets de MONTMARTRE era del todo lógico que sus propietarios para hacer promoción de sus espectáculos le hicieran numerosos encargos, fundamentalmente, carteles, de los que HENRI hizo una gran variedad y le permitía ganarse la vida, y además, "con gusto".




En este ambiente, Henri se encontraba, sino feliz, al menos, encajaba en un mundo en el que la bohemia era su principal característica, máxime teniendo en cuenta que por su minusvalía era rechazado en muchos salones "chic".
En el año 1886, empezó a trabajar en su propio estudio, y en 1890 viajo a Londres, donde conoció y retrató a Oscar Wilde.

Foto en su taller con su modelo

Retrato de Oscar Wilde

Pero la salud de Henri empezó a resentirse, a causa del alcoholismo, y también a que contrajo la sífilis; es por ello que empezó a presentar manias y delirios, que le llevaron a una total confusión mental, por lo que tuvo que ser ingresado en un sanatorio mental. Fue precisamente, en este periodo cuando se dedicó a pintar sobre el circo, y poco antes de morir, fue trasladado a casa de su madre, donde el 9 de septiembre de 1901 nos abandonó.



La obra de Henri Toulouse-Lautrec se caracteriza, fundamentalmente, por su originalidad, en cuanto a los encuadres, el color y ese estilo tan singular de retratar a sus personajes. Mas que pintor fue un gran ilustrador, prueba de ello lo tenemos en sus magníficos carteles publicitarios, y fue lo que le permitió vivir con cierta holgura, pues su producción al óleo no es muy abundante.
Entre sus mas famosas ilustraciones está el programa de mano del estreno teatral de la obra de Oscar Wilde, Salomé.

Programa de la obra teatral "Salomé"

Simpático fotomontaje el pintor frente a si mismo

En el año 1922, gracias a la labor de la madre del pintor y de su marchante, abrió las puertas al público el Museo de Toulouse-Lautrec, en el Palacio de la Berbi, Albi, que contiene una bellísima y extensa colección de su obra.

Palacio de la Berbi

HENRI TOULOUSE-LAUTREC amaba el arte y, sin embargo no le gustaba teorizar sobre él, pero en unas confesiones que hizo a su primo Gabriel, dejó bien clara cual era su visión artística:
"El primer hombre que inventó un espejo, lo hizo tan largo como él. El motivo es muy fácil: quería verse de cuerpo entero en ese espejo.Tal espejo es bueno y bello porque es útil y no quiere ser nada más que útil. La invención fue impelida, pero todo lo que surge de una necesidad interior es bueno y legítimo. Después de ese hombre vinieron otros que se dijeron: "Hasta hoy se ha puesto al espejo en posición vertical". Pero no se preguntaron por qué se había hecho al espejo en posición vertical". Se dieron cuenta de que también se podía poner horizontalmente; por supuesto que se puede hacer tal cosa, pero la pregunta en si tiene sentido e importancia. Lo hicieron porque era nuevo, y porque su novedad les gustaba, pero una cosa nunca es bella solamente por ser nueva. En nuestro tiempo hay muchos artistas que hacen algo solamente porque es nuevo; ven en esa novedad su valor y su justificación; se equivocan: la novedad es muy rara vez lo mas importante. De lo que se trata siempre es de la superación de las cosas desde su esencia".

Maravillosas palabras de HENRI TOULOUSE-LAUTREC con la que nos despedimos de este genio, que lejos de resultar incómodo o causar rechazo, nos ha mostrado su TALENTO, lleno de TERNURA.

Autorretrato ante el "espejo"

Au revoir, Henri


BUEN DÍA A TODOS

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