lunes, 27 de octubre de 2014

VERMEER.- Cartas de amor.

Retrato


Buenos dias, estimados amigos, los temas que escojo para los artículos de mi blog, son fundamentalmente de mi gusto, faltaría mas, pero, también intento satisfacer los gustos de todos aquellos que, siendo amantes del ARTE, como yo, tienen sus preferencias. 
Evidentemente, mi intención inicial es la de hacer que cada artículo os sea lo mas ilustrativo y entretenido posible, a la vez que os invite a descubrir o conocer, en algún aspecto hasta ahora desconocido, la personalidad, el tema, la tendencia que os propongo, día tras día.



Hoy, voy a darme un gran gusto, si yo, porque voy a concederme el privilegio de saborear dos obras, del gran maestro Johannes Vermeer, de cuya vida no se sabe mucho, salvo que fue bautizado el 31 de octubre de 1632, siendo el segundo hijo y el único varon de Reyner Janszoon, que era natural de Amberes. Contrajo matrimonio en 1615, con Digna Baltens. Se dedicó, inicialmente, al negocio de la hostería, mas a su ingreso en el gremio de San Lucas de Delft, declaró ser comerciante de arte. 
Desconocemos la formación como pintor de Vermeer; eso sí, fue admitido el 29 de diciembre de 1653 como maestro independiente en el gremio de San Lucas, del que formaban parte pintores de todos los géneros, vidrieros, productores de loza fina, de bordados y comerciantes de objetos de arte, e incluso tejedores de tapices.
Eso sí, para ser admitido era necesario un aprendizaje de seis años con uno de los maestros del gremio. Pudo ser Leonaert Bramer el maestro de Vermeer, mas entre ellos existían grandes discrepancias artísticas, por lo que, tal vez, lo fuera Carel Fabritius, el que hizo posible que Vermeer pudiera entrar en el Gremio de San Lucas.
Un hecho cierto es que Vermeer pintó poco para el mercado público del arte, y que la mayoría de sus obras eran para promotores o mecenas que le conocían y le realizaban encargos. Ello era una forma segura de vender, pero también nos explica la no muy extensa producción que abarca su obra.





Mas hoy, voy a hablaros de un óleo sobre lienzo, por el que me siento especialmente atraída, obra de Vermeer, por supuesto, y que fue realizado, digamos en dos versiones, diferentes, pero cuya temática era idéntica.
Estamos ante el cuadro titulado MUJER LEYENDO UNA CARTA JUNTO A LA VENTA ABIERTA, realizado en la fase temprana de la vida del artista.
La obra en cuestión nos representa a una mujer, la cual lee una carta con una gran atención y al mismo tiempo, observamos como dentro mantiene una gran tensión emocional. Representada de perfil, podemos contemplar el bellísimo detalle de que su rostro se refleja en el cristal de la ventana que aparece abierta, eso sí una imagen distorsionada toda vez que la ventana aparece dividida por un armazón de hierro. El hecho de que permanezca abierta es precisamente para hacer entrar la luz (esa luz tan maravillosa que Vermeer nos proyectaba, siempre haciéndola entrar desde el lado izquierdo del espectador). 
Debemos detenernos en los detalles del cuadro y pararnos en la bandeja con frutas, que aparece apoyada en el tapiz de la mesa, lo cual representa un simbolo de la existencia de una relación extramatrimonial que va contra el pacto de la fidelidad. Son precisamente, las manzanas y los melocotones los que nos recuerdan al pecado de Eva. Lo que no podemos afirmar con exactitud es si la relación está en sus inicios o ya existe en el momento plasmado por el artista.
En cualquiera de los casos, la lectura que la joven hace de la carta, que aparece arrugada, como si ya hubiera sido leida una y otra vez, nos da pie a una duda permanente sobre la actitud final de la joven con respecto a su determinación a tomar al respecto.


También, otra preciosa obra de Vermeer la conocida como MUCHACHA DE AZUL LEYENDO UNA CARTA. Esta vez la joven va vestida con una especie de blusón azul, aparece, igualmente representada de perfil, e igualmente inmersa en la lectura de una carta. Está vuelta hacia una ventana que no resulta visible al espectador, pero que es innegable su existencia pues la luz viene proyectada desde dicha zona izquierda del cuadro. Da la sensación de estar embarazada. ¿Nos encontramos ante la misma situación vital que la que se retrata en la obra anterior? La joven lee atentamente y el hecho de que en ambos casos, la lectura, se realice ante una ventana, con independencia de servir de foco de luz, para Vermeer es una forma de manifestar el deseo de la mujer, recluida en la soledad de su casa, de romper con ese estrecho y aburrido universo y entrar en contacto con el mundo que la rodea.



El motivo de la carta de amor no obedece, ni en uno ni en otro caso, a algo anecdótico o inofensivo, a simple vista. Si hacemos un repaso a la literatura amatoria, la conocida como "Litterae amatoriae", creaban auténticos conflictos, máxime si la lectora estaba casada o comprometida ( si damos por supuesto que uno de los respectivos corresponsales estuviera casado) nos encontraríamos asistiendo a un adulterio. 
Para Vermeer "la carta de amor" es un tema recurrente en su obra, y a veces, intervienen en la escena terceras personas, como puede ser una criada, que es la que sirve de intermediaria entre los amantes.
Para otro día dejaremos otro de los temas recurrentes en la obra de VERMEER y sus mujeres, LAS PERLAS, y el papel que éstas representan o el mensaje que el maestro nos quiere hacer llegar mediante las mismas, sirviendo de adorno a su retratada.
Y por supuesto, la luz, en Vermeer que nunca es artificial: es precisa, exacta y del todo normal, como la propia naturaleza, capaz de satisfacer al físico mas exigente. Una luz en perfecta armonía con el colorido.
Hoy en día, sabemos ue Vermeer se valia de la cámara obscura para realizar la mayoría de sus cuadros, y ello se nos hace visible gracias a las borrosidades que aparecen en los márgenes y en los puntos de luz, el inigulable "pointillé". En Vermeer el uso de la cámara oscura convierte su obra en toda una fuente de estilo. 



VERMEER EL "VIRTUOSO" DE LA LUZ DIRECTA

BUEN DIA A TODOS

No hay comentarios:

Publicar un comentario